Hoy recibí un mail inesperado de mi exalumna Laura, que pasó a esta condición hace tres años. Por lo que tengo entendido, de las rentas se vive hasta que se agotan -lo típico: si exprimes la cuenta bancaria, pero no ingresas, malamente-, y al final todo pasó factura para ella en 2º de Bachillerato, remontando costosamente en septiembre. O eso me ha contado, vaya.
Laura ha empezado esta semana sus clases en la Universidad. Cuando estaba con nosotros, adolescente perdida, era una de esas alumnas que sabíamos llegaría hasta la cumbre del saber. A los profesores a veces nos pasa eso: que podemos vislumbrar entre brumas algo del futuro de los alumnos que tenemos delante. Es cuestión de práctica, supongo.
El mail de Laura me ha recordado mis primeros días en la Facultad. La verdad es que creo que tuve bastante suerte, pues dado que por aquel entonces era yo algo tímida, hice rápido un puñadillo de amigos, varios conocidos y un montón de compañeros de clase. Y con los primeros acabé, casi al completo, la carrera. Algunos tenemos todavía algo de contacto, y es que la red tiene esas cosas: que te escribes simultáneamente con Chicago, Suiza, Ankara y Madrid... Recuerdo brumosamente que alguien debió de cambiar las listas de aquella clase de 1º de Historia de la Autónoma de Madrid y el grupo se dividió el primer día, hasta que la panda de despistados -en la que yo estaba, claro-, logró encontrar al grueso de la legión y aposentarnos en la clase correcta.
Buenos tiempos en casi todo.
En fin, Laura -y otras Lauras-, buena suerte.
Más recuerdos, cosas del colegio y amigos.
Laura ha empezado esta semana sus clases en la Universidad. Cuando estaba con nosotros, adolescente perdida, era una de esas alumnas que sabíamos llegaría hasta la cumbre del saber. A los profesores a veces nos pasa eso: que podemos vislumbrar entre brumas algo del futuro de los alumnos que tenemos delante. Es cuestión de práctica, supongo.
El mail de Laura me ha recordado mis primeros días en la Facultad. La verdad es que creo que tuve bastante suerte, pues dado que por aquel entonces era yo algo tímida, hice rápido un puñadillo de amigos, varios conocidos y un montón de compañeros de clase. Y con los primeros acabé, casi al completo, la carrera. Algunos tenemos todavía algo de contacto, y es que la red tiene esas cosas: que te escribes simultáneamente con Chicago, Suiza, Ankara y Madrid... Recuerdo brumosamente que alguien debió de cambiar las listas de aquella clase de 1º de Historia de la Autónoma de Madrid y el grupo se dividió el primer día, hasta que la panda de despistados -en la que yo estaba, claro-, logró encontrar al grueso de la legión y aposentarnos en la clase correcta.
Buenos tiempos en casi todo.
En fin, Laura -y otras Lauras-, buena suerte.
Lo eran, madame, desde luego. Los echo mucho de menos, aun con sus malos momentos.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Madame,
ResponderEliminarun profesor de EGB nos decía con frecuencia que aquellos eran los mejores momentos...
Que descanse
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