jueves, 31 de diciembre de 2009

Como poco, mejor.

Lo de menos hoy son las horas de luz. Lo que importa es la noche, esa nocturnidad que en horas se irá aferrando poco a poco a cada punto de la Tierra -y de la tierra. Merece la pena en este día cómo se desliza el reloj, impacientes todos por llegar a la cena, el postre, las uvas -en España-, el reloj marcando la frontera simbólica y hoy menos tenue entre un año y otro, los deseos suspendidos en el aire durante sesenta lentos segundos...

Que sea, espero, como poco un año mejor. Buen 2010.


miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mañana es fiesta.

Todo está preparado.

Mi centro comercial ecológico favorito estaba hoy a rebosar de alumnos y antiguos alumnos; no sé si prepararían ya la noche de mañana, marcando terreno o dejando claro quién es joven para según qué cosas. Hace años que me llaman la atención los preparativos adolescentes y jóvenes de la próxima fiesta: centro peninsular, doce de la noche, cero grados y bajando, chicos y chicas vestidos para fiesta primaveral,...; pero la nocturnidad es joven y el frío no duele, claro.

Hacía yo mis últimísimas compras, caldo de sopa incorporado -que no es cena de estas fechas, tal vez, pero en casa nos gusta-, mientras me codeaba con los que cogían las uvas, langostinos, dulces navideños y demás. Se ve que la crisis aprieta y todos nos dejamos las cosas para el penúltimo momento.

Todo está preparado y admito sin problemas que la cena de mañana es de las que me gustan. Estoy segura que es porque no soy excesivamente familiar y las comidas navideñas ad hoc me resultan forzosas, tradicionalmente hay que caerse bien... Ignoro todavía si mi compañía telefónica me deseará un buen y futuro año...

Y para los que no tengan claro a estas horas qué cena preparar mañana, no dejen de leer esta suculenta entrada que escribió J. Antonio González en su blog Ah de la vida: Ah de la vida...: Menú navideño

martes, 29 de diciembre de 2009

No vuelven los jóvenes cerebros.

Mientras espero tranquilamente a que mi óptico me llame para indicarme que mi nuevo par de gafas está listo -azules, rectangulares, metálicas, con cristales perfectos sin rayar-, os dejo dos noticias que me han impactado y hecho reflexionar hoy: aquí y aquí.

Así nos va...


lunes, 28 de diciembre de 2009

Las niñas son princesas.

Mi hija es una princesa. O debe de querer serlo, porque no sé por medio de qué conjunción cromosómica misteriosa, está empeñada en preferir el color rosa, ponerse coletas, seleccionar la ropa que llevará ese día y dar de comer a horas decentes a sus muñecas. Todo esto para gran deleite de su abuela, claro, supongo que porque yo me resistí desde bien joven a semejantes juegos vandálicos.

Mis intentos de alejar de ella esta perniciosa costumbre son bien conocidos por todos los que me rodean, ya que en mi cabeza los niños pueden -y deben- jugar con muñecas y las niñas pueden -y deben- dedicarse a explorar el mundo de la mecánica de las excavadoras infantiles...

Y Rut cede, sobre todo cuando su padre decide que es hora de hacer algunas chapuzas en casa, caja de herramientas en mano, y le propone abandonar la tarea emprendida conmigo -generalmente, pintar tranquilamente o hacer un puzzle- por descubrir los entresijos de un grifo por dentro. Obviamente, la respuesta resplandece antes de ser emitida y me acabo quedando yo sola en el salón dedicada a mis labores mientras que ellos se entretienen...


domingo, 27 de diciembre de 2009

Facebook y Tuenti. ¿Messenger?

El poder de la red...

Yo sólo quería localizar a unos antiguos alumnos para planificar estrategias -esto está muy de moda ahora en los colegios: parece que si emulamos a las fábricas, los resultados serán mejores, pero la crisis es para todos... Pero allí, en Facebook, en Tuenti, he podido encontrar las caras de antiguos compañeros de colegio e instituto a los que veo ahora con niños y todo... Bien, de acuerdo, porque hacía años que no sabía de Asun y me la encuentro como arqueóloga -como debía ser.

Por no hablar de las fotos -privadísimas, por eso se pueden ver todas, vaya con la seguridad del Tuenti entre menores de catorce años...

¿Y quién usa entonces ahora Messenger, además de mi marido y mi familia política?


sábado, 26 de diciembre de 2009

Puntales navideños.

Hay cosas que son como puntales navideños, osadas columnas que sustentan todo el aparato de los dos días principales de estas fiestas y que se echan en falta si no ocurren, como el mensaje del Rey o los hijos de mis vecinos pidiendo el aguinaldo... No es lo mismo, sin duda, sin las llamadas telefónicas.

Cuando yo era pequeña se llevaba lo de mandar tarjetas de Navidad; llegaban a casa de mis padres desde Albacete, Madrid y Barcelona, lugares donde la familia se hacía presente un poco más en estas fechas y que te permitían saber si todos estaban bien. Malo, cuando alguna dejó de llegar...

Yo he recibido sólo una, además por sorpresa. Bien, vale, gracias -considerando que yo no soy muy proclive a efusiones familiares... Pero la verdadera columna, el auténtico esqueleto del bienestar navideño es la conversación telefónica en la que el peso lo lleva la pregunta "¿qué tal la noche?" Y sus respuestas certeras: "todo bien", "aquí, en familia", "sin novedades".

Nada puede ser igual una Nochebuena en una de mis casas familiares sin que alguien llame y se inicie esta conversación. Pero, ¿cómo va a ir la noche? Como todas, oiga. No hay cataclismos planetarios que impidan el acercamiento a la pantagruélica cena, por ejemplo. Y si pasara algo, seguro que ni iban a llamar ni lo iban a contar. Fijo, vamos.

Más bien, me digo, en la resaca -yo no bebo- de estas obligatorias cenas, si hoy alguien me llamará y me preguntará qué tal la noche. O si alguien se acercará a uno de los muchos que estarán en la calle y, sin miedo por la proximidad, se atreverá a decírselo. Yo lo hice, una Navidad, hace nueve años, bien guiada por mi amigo Joséantonio; y esas noches, duras, frías, en la calle, rodeados de gente, esas sí que no son nochebuenas ni mazapanes. Y nadie les llama... Sorprendente, porque se merecen el sms, al menos, de mi compañía telefónica.

Una opinión que me ha gustado hoy aquí.


viernes, 25 de diciembre de 2009

jueves, 24 de diciembre de 2009

Querida lectora, querido lector...

Querida lectora, querido lector...,

Sería muy fácil hoy poder desearte una Feliz Noche, una Buena Noche. Pero eso ya te lo habrán dicho tantas veces, lo habrás oído innumerables veces, hoy lo repetirán por activa y pasiva y hasta tu compañía teléfonica, tal vez, te mandará un sms lleno de esperanza y amor -eso ha hecho la mía esta mañana. Si eres creyente, no tengo que desearte nada: todo está dicho y todo lo sabemos...

Por eso yo, más bien, no te deseo nada. Te pido. Te exijo. De forma contundente quiero que esta Noche seas consciente de que estás aquí, al otro lado de la pantalla o con los tuyos. O acompañado de amigos o de la red. Te conmino a que respires no una, sino dos veces, a que dejes que tu cuerpo se haga realidad en tu mente y notes cómo se mueve por tus actos conscientes e inconscientes.

Te pido, te exijo, te conmino a que te des cuenta de que este es mi deseo y mi regalo para tí esta Navidad: estás vivo. Sí, siempre, a pesar de todo, hoy, ahora mismo. Felicidades.

Y, además, entre ayer y hoy José, Óscar, Jesús y el pequeño Lucas tienen un año más:



Querida lectora, querido lector: que todo sea enhorabuena, que todo sea estar vivo.


miércoles, 23 de diciembre de 2009

Emulando a Harry Potter.

Me gusta Harry Potter, lo admito. No tengo vergüenza en decirlo y además afirmo con rotundidad que he visto las películas -que me han gustado menos, cierto...

Comentaba la semana pasada que Harry Potter, si estuviera en mi colegio o en cualquier otro, sería un niño asimilado al sistema de asistentes sociales, adaptaciones curriculares, apoyos, intervenciones psicológicas y algún médico psiquiatra. Sus tíos le maltratan, su primo le hace la vida imposible, lee periódicos con imágenes que se mueven, entra en las columnas de una estación para llegar a una vía invisible, vuela en una escoba y no conoce más sistema de Correos que las lechuzas... Y, por cierto, pasa de un curso a otro de casualidad, sin estudiar y en una ocasión, además, con el curso anulado por una competición cuasideportiva...

Una de las cosas que más me llama la atención de este personaje es que sufre estoicamente, con la esperanza puesta en los días contados que le quedan para refugiarse en su escuela de magia. Y, mientras, vive en casa de sus tíos en vacaciones en un armario bajo la escalera del recibidor...

Como me va a pasar a mí: hoy he ido al alergólogo -por fin, después de dos semanas de reacciones alérgicas. Diagnóstico a confirmar: fotodermatitis. Vamos, que la luz artificial daña mi principesca y delicada piel... Las pruebas específicas se realizarán en enero. Mientras tanto, ¿quién sabe?, quizá a la vuelta de mis vacaciones tenga que pedir dar mis clases online, vía blog -vale, bien- e intranets colegiales... Y vivir como Harry: bajo la escalera o en la balonera del cole.


martes, 22 de diciembre de 2009

Más de la fiesta del toro.

Hace unos días escribía esto sobre el debate que se pretendía montar en Cataluña sobre la fiesta de los toros. Hoy Luis María Ansón publicaba esto otro como respuesta -no a mi entrada, más quisiera yo- a tan tremendo, sesudo y necesario tema nacional... Y en las "cartas al director "del mismo periódico un lector comentaba esto.

Y no se me había ocurrido a mí esto de que lo del toro -las verónicas, los naturales, chicuelinas, largas y gaoneras- dieran tanto juego entre sus señorías... O tienen mucho tiempo o la crisis está arreglada y no nos hemos enterado. Igual es que no era para tanto...

Para ayudar a sus sesudas señorías, un poco de vocabulario torero (nunca se sabe si lo pueden necesitar).


Cantos de sirena...



¿Por qué esta entrada? aquí. Un esfuerzo muy grande jalonado de detalles por parte de mi amiga Silvia y el apoyo de José... Gracias, equipo, lo hemos logrado.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Nieva.


Arrinconadas, crujientes, crepitan las hojas caídas de mi casa en la nevada...


domingo, 20 de diciembre de 2009

Hoy encontré a Nerea.

Hace tiempo que descubrí el precioso valor de las redes sociales para mis alumnos y antiguos alumnos. El mundo está ahí, al alcance de la mano, sorprendentemente pequeño, inmensamente cercano, todo tan cerca que casi da miedo.

Estos días, navegando por la red, ya que han pasado los tiempos de corregir, evaluar, poner notas y demás, estoy encontrando por ahí a antiguos alumnos que ya se han hecho jóvenes, muchos trabajando y haciéndome mayor... Una de esas alumnas perdidas y halladas es Nerea, que ahora es fotógrafa -lo siento, Nerea, pero yo te recuerdo... ya sabes...- y me ha indicado la web en la que se pueden visitar sus obras: pinchad aquí para conocer de lo que es capaz una de mis chicas.


Libros que acompañan, quedan contigo.

Los libros nacen, crecen, se reproducen, nunca mueren...

Ayer por la mañana estuve en Madrid; tenía un examen de lo mío y después quise aprovechar para adelantar algunos regalos del día de Reyes. Suelo hacer esto con frecuencia: prever los detalles, ir por delante del calendario o ser más lista que mi bolsillo. Porque parece que así el daño de las compras es menor -vana ilusión. Lo tenía muy claro porque mi marido ya me había dicho hacía tiempo qué les iba a pedir a Sus Majestades y mi hija hace semanas que tiene hecho su pedido.

Y es que para mí un libro es un buen regalo, el mejor, un compañero que queda contigo siempre en la estantería, en la mesilla, en la mesa del salón o, incluso, los de mi hija en la alfombra. Porque con los libros se juega, se viaja, se divierte, se aprende, se pierde, se... Me lo enseñaron mis padres: siempre, en la noche de Reyes, Sus Majestades dejaban los juguetes -a veces los pedidos o soñados, otras veces otros elegidos en Su Sabiduría- y al lado uno o más libros. Espero que mi hija vaya asumiendo ya, con su corta edad, que a ella, curiosamente, Melchor siempre tiene a bien regalarle un libro.

Hice mi selección en la librería más grande que encontré en mi camino -no necesariamente la mejor, pero sí suficientemente amplia como para rebuscar entre varios temas. Para él -mi marido-, para ella -mi hija-, para mí: un libro que había leído hace años, La ciudad de la alegría, y que me dejó tan tremendo regusto que necesitaba tener entre los míos.

Es matemático: siempre pico... Y hoy mi marido me decía: "Deberías escribir tu carta a los Reyes". Es cierto. Por eso he sacado mi lista de libros, la que voy apuntando con el tiempo, uno tras otro. No sé muy bien cuál elegir...


sábado, 19 de diciembre de 2009

Rabiosamente urticaria.

Mis ojos han caído rendidos a la evidencia de que soy alérgica sin remedio y algo me ha atacado en este mes de diciembre de forma inesperada... La enfermedad se extiende en forma de ronchas, el picor me ataca de mala manera, una urticaria se apodera de mí rabiosamente...

Me molesta estar enferma. Me fastidia. Me incomoda. Especialmente así, que no es de paracetamol y cama, que es a base de tiempo y tanteo, antihistamínico, colirio, crema, de consulta en consulta...

Pero da tiempo a leer. Pasad a la biblioteca y compartid conmigo vuestras lecturas favoritas en la encuesta.


jueves, 17 de diciembre de 2009

Sus señorías no conocen mi realidad.

Veía esta tarde el telediario y me encontraba con la noticia del debate que se está realizando en Cataluña a cuenta de las corridas de toros; ilustraban los minutos escenas de manifestantes -no sé si muy o poco numerosos, porque no se veía nada claro-, pancartas más o menos teñidas de sangre y breves comentarios acerca del toreo. Parece ser que se quieren prohibir estas fiestas en esta zona de España, del mismo modo que ya se hizo hace veinte años en otros sitios.

Sin entrar en el debate -porque no podría, ya que vengo de una familia aficionada al toreo y no sería objetiva-, siempre que me encuentro con tan sesudas votaciones y trascendentales temas, me viene a la cabeza que porqué estos señores diputados regionales y nacionales no dedican sus señoriales e ilustrísimas neuronas a cosas más importantes para la nación, es decir, para el pueblo que les vota.

Aunque tal vez es que sus señorías no están al pie de la calle -esto hace tiempo que ni me lo cuestiono, por real. A tal efecto, a fin de poder ayudar a nuestros buenoshombres, les indico algunos temas que me preocupan. Porque claro, para eso voté en las últimas elecciones. Para que me solucionen los problemas:
  • los jóvenes adolescentes que me rodean tienen problemas realmente serios de comprensión lectora y resolución de problemas. ¿O es que sus señorías prefieren que las nuevas generaciones piensen poco y se dejen hacer mucho?
  • casi cuatro millones de parados y subiendo. ¿O es que sus señorías consideran mejor seguir repartiendo subvenciones a sindicatos que aún no han salido a protestar, dos años después?
  • mi hipoteca; afortunadamente, ahora no subiendo
  • la estabilidad del empleo. Se me olvidaba: sus señorías tienen las pensiones más altas de España con cuatro años de trabajo... cuando van, porque encima, al Congreso no va ni el tato ese...
  • parece que está mal visto que yo pueda elegir el colegio que quiero para mi hija. Claro, mejor el que sus señorías me dicten, aunque yo prefiera otro antes que los de la línea política que ellos me marquen.
  • el recibo de la luz, el agua, el gas, el teléfono, la comunidad, la recogida de basuras... ¿O es que sus señorías no pagan recibos?
Pero, por supuesto, es mejor hablar de las corridas de toros, el quitar crucifijos de escuelas públicas -yo estudié toda mi vida en públicos, jamás vi un crucifijo: ¿podrían dejarme en paz con los que hay en mi lugar de trabajo, que a mí no me molestan para nada?-, los piratas -total, para que paguemos el rescate...-, cosas así.

¿Qué tal un poco de dosis de realidad?


martes, 15 de diciembre de 2009

Dura competencia...

A mi centro comercial ecológico favorito le ha salido un competidor.

Claro, es normal: la presión es mucha y todo se pega, sobre todo cuando el competidor comparte escalera mecánica, paredes, tejado y casi siempre personal. Y es duro tener que hacer frente a un monstruo ecológico como este: esto es la ley de la selva, así que hay que adaptarse o morir. Y lo verde vende, claro -aunque a mi padre le siga costando entender para qué sirve el contenedor amarillo...

Así que mi cara debió de ser de tal estupefacción que la persona que me atendía en el mostrador no ha podido más que tener que darme explicaciones: "No, ya no damos bolsas de plástico, desde que [centro ecológico número 1] no las da, nosotros tampoco". Ostras, me he dicho: qué dura es la vida de la competitividad, qué difícil hacerse un hueco, cuán complicado tener que estar al pie del cañón...

¿Por qué mi oficina de Correos más cercana tiene que competir con el ecologismo del centro comercial?

Eso sí, las verduras y los preparados de carne siguen en este sitio en sus bolsas y bandejas de plástico... ¿En Correos me pondrán ahora un contenedor azul para echar allí los sobres a reciclar de los recibos que me llegan?

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ojos que fallan, corazón que lo siente.

Mis ojos me fallaron... Hoy me levantaba sin saber que a la tarde debería ir al médico; nada grave, pero molesto, incómodo más bien. Mis ojos me fallaron porque muy de vez en cuando me recuerdan que son una parte débil que maltrato a base de lectura y pantalla de ordenador. O de arena de Belén y polvo de tiempo encerrado en una caja.

No me recetaron colirio, sino pomada. Esperaremos con paciencia y que nada se empeore. Me molesta no estar al cien por cien.

Pero pude ver bien a las madres -siempre ellas- que hoy acudieron a mi colegio a preparar la Campaña Solidaria de final de trimestre. Gracias, señoras: no sería posible si no nos dieran tiempo de su reloj...


domingo, 13 de diciembre de 2009

Se acerca la Navidad.

La iniminente llegada del tiempo navideño es la vuelta al ritual y a las tradiciones caseras. Como si fuera imprescindible para hacer que sea de verdad Navidad, digo yo... Por eso, este fin de semana, en mi casa, se hacía necesario ir al trastero y recoger las cajas que cuidadosamente guardé en enero, sacar las guirnaldas, las bolas, las estrellas, las luces y molestar en su descanso anual a las figuritas del Belén.

Encontrar el papel de roca, buscar piedrecitas que serán airosas rocas, pedir unos corchos para esas montañas que siempre tienen los Nacimientos caseros... La arena y las ramitas de un paisaje en miniatura, alfileres, celofán, lucecitas -de esas que no me gustan, de las que parpadean. Descubrir que los adornos se ponen mejor si hay villancicos de fondo, como si eso inspirara, y que ya hay que sacar del escondite los dulces que compré hace unos días -mi madre los ha guardado siempre para evitar que nos los comiéramos antes de tiempo...

Mi hija ha preferido el árbol, costumbre que nunca adopté yo de pequeña, pero que mi marido ha traído desde su casa de soltero, de forma que ellos preparan sus adornos, colocan tambores de plata, bolas rojas de purpurina, cintas de esas que dejan luego el suelo lleno de hilitos que no abandonan la baldosa en todas las fiestas... Mientras, yo estreno mis nuevas y espléndidas figuras de Reyes Magos, recorto el papel que será de estrellas, cribo la arenilla, coloco con primor una hoguera que calentará mi Niño de barro.

Y eso que aún faltan dos semanas...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

A Belén, pastores.

Un conocido centro comercial me invitaba hoy: este año, te lo mereces. En mi camino hacia la Universidad, me adelantaba en el tiempo y en el calendario de mi cocina -que es muy conocido entre mis alumnos, además-: y el año que viene, también. No entiendo muy bien qué relación hay entre ese eslogan y el maniquí del escaparate vestido para una fiesta invernal, con vestido mínimo y ligero, recostado toda ella -siempre son ellas- encima de la mesa de la cena navideña.

Me traía a la cabeza recuerdos de películas vampíricas vestidos ellos -siempre ellos- muy a lo siglo XVIII...

Pensaba estas cosas mientras iba a mi destino: la compra de unas figuras de los Reyes Magos para mi Belén, pues ya toca. He estado todo el año ahorrando para este momento. Ahorrar no es fácil, menos ahora. Pero hoy tocaba mi premio: entrar en la tienda elegida, en el casco antiguo, y pedir solícitamente y con pinta de entendida unos Reyes Magos de 12 centímetros. La presteza de mi pedido, la decisión que he puesto en mi tono de voz, la rapidez con la que he hecho mi selección..., supongo que todo un poco han hecho que en poco tiempo -el justo para que entraran en la tienda más compradores de tiempo de crisis: una banderita con el Niño Jesús, un Cristo de Medinacelli, una lavandera de cerámica- saliera con bolsa azul y una gran caja de cartón.

Continúo así la tradición familiar, que a este paso se remontará ya a esos Nacimientos que dicen que San Francisco de Asís hacía. El Belén de mi casa -mi casa, la de mis padres- cuenta años, explica mi padre todas las navidades de todos los años que ya siendo él niño mi abuelo los montaba. Y en la cáscara de nuez que es mi casa -la mía, la otra de verdad-, tendrá un espacio nuevo y más grande un nuevo Nacimiento.

Porque este año, me lo merezco.



martes, 8 de diciembre de 2009

Trazo grueso.

Echaré la vista atrás y no borraré esas cosas de mi vida. Más bien, seguro, resaltaré bien en trazo grueso aquellas. Para no repetirlas. Para aprender. O para revivirlas.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Estaba escondido.

En mi afán por hacerme listas de cosas que me ordenen diariamente, cuadriculadamente cada hora, minuciosamente al minuto, lo que tengo que hacer, me había propuesto ponerme al día de mis tareas colegiales en estos días de puente . No sé cómo se las apañan mis compañeros, pero lo cierto es que no hay día que no me lleve cosas a casa para corregir, preparar o programar. Admito que no lo he logrado del todo, pero casi, casi.

Pero he abierto mi correo electrónico y allí estaba, escondido entre otros de amigos, los spam de turno y esos que de vez en cuando llegan llenos de listas de remitentes a los que no tengo el gusto de conocer ni tampoco la intención... Se encontraba esperándome, dispuesto a derrumbar mi ordenada lista de tareas que ya se encontraba a medio terminar. Un correo electrónico del trabajo que desestabilizaba la metódica programación de mi puente con una nueva tarea que no estaba prevista. ¡Y que es para enero!

Así que no tengo muy claro si esto me molesta porque tengo que dejar un nuevo hueco en una nueva lista de un nuevo año... Tal vez debería tener una agenda...


viernes, 4 de diciembre de 2009

Agudo dolor punzante.

De uñas afiladas, me rasga por dentro con rabia incontenida. Sus manos, seguro garras que me aprisionan, aprietan, ahogan hasta la asfixia para luego retorcerme con lentitud aguda... Mi cuerpo se dobla en lucha mientras me muevo despacio entre la gente, el semáforo no cambia a verde con la premura que requiere mi caso, cruzo, no corro porque no puedo, no puedo más, me tenso, noto el esfuerzo de mis pulmones por aguantar la náusea, el dolor, agudo, punzante, atraviesa mi cerebro y se convierte en lo único.

Tengo una úlcera nerviosa... Hacía años que no sufría un ataque como el de ayer...


jueves, 3 de diciembre de 2009

Encuesta Oculimundi

Acabada la encuesta sobre la razón del nombre de este humilde blog, me preguntaba ayer uno de mis alumnos de 3º que cuál era la respuesta correcta, afirmando que este era el único nombre disponible en la infinita red que había encontrado.

Oculimundi, los ojos del mundo, mi casita virtual, fue bendecido con nombre latino por querer convertirse en mi vistazo pasticular al mundo que me rodea; vamos, ¿para hacer pensar? No, más bien -como dijo mi hermano-, por ser este espacio pensado para mí. Pero si a otros acompaña, produce sonrisa o al menos, esa curiosidad que necesitamos para mover el mundo, bienvenido sea.

Y Oculimundi son, claro, los ojos de mi hija, la que acompaña esas breve descripción muy incompleta de mí.

Gracias a los 41 blogueros que habéis participado.


Porque para eso es mi blog
7 (17%)
Porque me lo ha chivado mi hija
3 (7%)
Porque quiero que suene bien
2 (4%)
Porque era el único que encontré disponible
1 (2%)
Porque quiero hacer pensar a la gente
28 (68%)

martes, 1 de diciembre de 2009

Luces de Navidad, copos de neón.

Ya en otra ocasión hablé de la premura por introducir la Navidad antes que el Adviento -y es que las compras si no corren, vuelan. Ayer me sorprendía con un escaparate de una conocidísima marca de ropa; y lo hacía porque había logrado el tal vez efecto deseado: que la gente se quedara mirando la cristalera, por el rabillo del ojo el género. Y eran bolas navideñas, plateadas, doradas, enorme en su ser esfera, brillantes, espejos de los transeúntes más o menos despistados -algunos, como yo, quizá pensábamos en el derroche energético de las golosonas luces navideñas de la entrada de Madrid...

Y en aquella ocasión admití que me gustaban las luces, derroche incluído a pesar de todo. Por eso, no recobrada de la sorpresa de esas pulidas esferas, en uno de los semáforos que más veces he cruzado en mi vida, un inmenso centro comercial iluminaba la plaza: copos de nieve metalizada, blanca, inmaculada y gotas de lluvia de néon cayendo en cascada por toda la fachada principal. Curioso. Llamativo. Atrayente. Y luego, además, el cambio de luces a ese color lila que queda muy moderno y femenino.

Luego dicen que si las compras son cosa de mujeres...