martes, 30 de noviembre de 2010

Feliz cumpleaños, Niña Pequeña.

Hoy Niña Pequeña cumple 4 años.

Y quiere ser una princesa.
Montar de nuevo en tren.
Que vengan pronto los Reyes Magos.
Y que su tarta de hoy sea de chocolate con nata encima.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Violencia tan cercana invisible...

Por favor, que ninguna institución pública me recuerde que existe la violencia de género. Es tan cercana que parece oculta:
  • te desprecia tus estudios, no vales nada, es mejor lo del otro;
  • no te olvides que te prometió pasarte el coche por encima;
  • recuerda cuando viniste del viaje que soñabas. Ni siquiera te preguntó cómo te fue: era más importante que supieras lo que te esperaba en casa por hacer;
  • que te quede grabado cuando te dijo que no se haría cargo de aquel supuesto bebé y en la noche te dejó tirada en medio del campo;
  • te robó el teléfono después de mirar todos tus mensajes
  • y no contento con eso, se llevó el auricular del fijo de casa. Por si acaso.
  • Controló la ropa que llevabas y criticó tu falda favorita, la que te sienta mejor, la que antes le gustaba a él
  • y te llamaba sólo para preguntarte dónde estabas.
  • Tuviste que encerrarte en la otra habitación y echar la llave por dentro
  • y cuando tuvo ocasión, decidió que eras suya sexualmente.
  • Te dejó claro que el varón de casa valía mucho más que tú
  • y luego te clavó en la cabeza que tú harías lo mismo con tus hijos
  • para luego reproducir los gritos e insultos en tu propia casa.
  • Más tarde se te olvidó cómo sonaban las palabras suaves
  • porque se te quedaron enganchadas en la garganta
  • y los que te rodeaban sufrían como tú.
  • Saliste de paseo y cada uno se fue luego por su lado
  • pero tú volvías a casa con una sonrisa porque el pueblo era muy pequeño y nadie podía saber...
  • y te daba tanta pena que controlaba en la distancia hasta tus más íntimos pensamientos
  • y consideraste después que tu deber era anularte como persona.
No son noticias de periódicos, ni titulares del telediario de hoy. Posiblemente no conoces sus nombres ni pones rostros a esas afirmaciones. Pero yo sí sé quiénes son, con nombre y apellido; incluso en algún caso casi me sé de memoria su número de teléfono. Algunas -y algunos- han salido y comenzado de nuevo. Otras -y otros- siguen escondidos; han enfermado, no pueden oir, no pueden ver...


jueves, 25 de noviembre de 2010

Una buena nueva.

Hoy era un buen día para nacer y asomarse al mundo. Para quedarse y empezar a escribir el futuro. Dejarse querer: queriendo, mimando, apreciando. Aprendiendo.

Jaime, Jacques, Santiago, Jacobo, Yago, Jaume, Jamie, Jacme, Giacomo. Aquel que sigue a Dios... Bienvenido.




miércoles, 24 de noviembre de 2010

Uso la talla 44.

Ayer estuve en el centro comercial donde ya es Navidad, dispuesta a no salir de allí sin encontrar lo que iba a buscar, a saber: un chaleco de lana gruesa no muy largo, de color gris o granate (con preferencia por esto último). Sólo en casos de extrema urgencia voy con premeditación y alevosía a comprar una prenda de ropa, y la ocasión -una fiesta familiar importante este fin de semana próximo- lo merecía.

El tiempo en este centro comercial se queda detenido -literalmente- a las puertas, trasparentes, verdes como todo él, desde el momento que atraviesas el cálido umbral y una bocanada de grata calefacción, luces y brillante decoración te agarra y empuja por la espalda. Lo primero que hago es buscar rápidamente donde están las escaleras mecánicas e intentar pasar desapercibido, no sea que me vea una amable señorita con cara de debilidad y quiera atribuirme la necesidad imperiosa de algún cosmético de la planta baja.

Subo. Una, dos, tres plantas. Ya no sé ni las que llevo, pero encuentro el piso de ropa -aún joven, por favor. Apenas sin moverme localizo el objeto en cuestión, rodeado de chaquetas cremosas, suaves, aterciopeladas, trapezoidales, con botones, sin botones, de cremallera, de punto, de... Me lanzo casi deslizándome entre los roperos, vigilando a mi costado a dos amables señoritas -señoras- de impoluto verdinegro que están haciendo como que colocan por enésima vez los productos. Miro sin tocar, encuentro el color, la lana, con cremallera. Curiosamente, las tallas se repiten: 36, 38, 40. Me giro. Localizo a una de las amables señoritas.

- Buenos días.
- Buenos días. ¿Le puedo ayudar? -me encanta la amabilidad de este centro de eterno espíritu navideño... Deberían exportar esto más allá de sus cálidas puertas.
- Sí, por favor. Quisiera este modelo en la talla 44 -le indico apenas con un dedo.
- Huy, lo lamento mucho. Eso es imposible en esta planta. Con esa talla, debe ir usted a la sección de tallas especiales.

Mi cara de estupor me está delatando. ¿Para eso he luchado día a día estos tres últimos meses? ¿Para eso he establecido una alianza non-grata con mi báscula y me he avenido a una dieta sana, equilibradísima y exenta de grasas? ¿Para volver a las tallas especiales de donde nunca parece que me fui?

- ¿Una talla 44 es una talla especial? -remarco lo de "talla especial" para que pueda comprobar cómo mi pantalón actual corresponde al esfuerzo de verduras al que me he sometido.
- Sí, señora -¿señora?-, desde hace tiempo. No se fabrican estos chalecos por encima de la 40.


domingo, 21 de noviembre de 2010

Eres tú quien educas a tu hijo.

Gracias por participar en la encuesta ¿La educación comienza en casa?


Claro, para eso es mi hijo/a
28 (93%)
No: ¡para eso está el colegio!
1 (3%)
Yo, lo que diga mi hijo/a
1 (3%)

Votos: 30

Es decir, pese al padre o madre que le pese y con el que tenga yo contacto, los hijos son reflejo de lo que hay en casa... A ver si es que yo tenía razón desde el principio con la historia del de la gorra...


sábado, 20 de noviembre de 2010

Opino sobre la Memoria Histórica.

Leía esta semana que una asociación pedía la voladura controlada de la Cruz del Valle de los Caídos, símbolo de muerte, vergüenza nacional y en desagravio a las víctimas de la dictadura franquista. En recuerdo de la memoria histórica, este monumento sería convertido en un memorial a estas víctimas.

Tiene razón esta asociación. Es más, en recuerdo y para defender la memoria histórica de este país, yo pido que se desmantele todo el conjunto monumental, incluidos los restos de los perdedores de la Guerra Civil, no sólo de los vencedores.

Reclamo, además, que se desmantele de paso el monasterio benedictino asociado al monumento, ya que perdería su razón de ser, al estar vinculado al edificio y el mantenimiento del culto católico en el lugar -y, de paso, que la comunidad benedictina sea enviada fuera de la Comunidad de Madrid, lugar que sufrió durísimas batallas en la Guerra, y así se olvide todo.

Pido, además, que desparezca de las nomenclaturas del mapa español el pueblo de Paracuellos del Jarama, ya que fue escenario de una de las más trágicas matanzas de la Guerra Civil -el asesinato de miembros del bando nacional-, a fin de que las generaciones futuras olviden que en una guerra hay también víctimas de ambos lados.

A ser posible, además, solicito de la comunidad internacional la supresión de todos los monumentos, símbolos y menciones a ejemplos históricos de dureza, violencia y exterminio, a saber:
  • el Arco de Triunfo de París, que conmemora las batallas ganadas por ese agresivo militar que fue Napoleón,
  • la catedral-mezquita de Córdoba, símbolo de la opresión islámica en España durante casi ochocientos años,
  • el acueducto de Segovia, que nos recuerda la invasión de la República Romana y la esclavitud a la que fuimos sometidos todos los españoles por tamaños violentos -aunque por aquellas no existiera España, pero da igual,
  • las pirámides de Gizeh, ejemplo de dictadura milenaria que no sé cómo a los egipcios no se les ha caído la cara de vergüenza
  • el Partenón de la Acrópolis de Atenas, repugnante símbolo de la dictadura religiosa del malvado y corrupto Pericles, empeñado sólo en embellecer a su ciudad y a sus propios intereses,
  • la paga extra de julio, que se da desde época franquista a todos los trabajadores, y es vergonzoso recibirla, ya que nos recuerda el final de la Guerra Civil,
Me recuerda esta situación a la de aquellos tiempos tras la muerte del faraón Amenofis IV, cuando sus esculturas, relieves y ciudad fueron destruidas para borrarlo de la Historia. Quien no aparece, no ha existido. Ya que están, que retiren de los planes de estudio la asignatura de Historia, no sea que alguno aprenda algo y le dé por pensar (aunque juraría que lo de memoria histórica es para recordar a las generaciones futuras nuestros errores y así no cometerlos de nuevo, sea cual sea el bando...).

Y digo yo, si en vez de ser una Cruz de 150 metros fuera una media luna musulmana del mismo tamaño, ¿montaría esta asociación el mismo barullo? O igual se quedaría calladita, por si acaso...

sábado, 13 de noviembre de 2010

Espumillón por adelanto.

Hoy comenzó entonces la Navidad para una tienda de ropa de mucha marca, en una de las calles principales de Madrid... Su escaparate oscuro, minimalista. Las letras rojas bien marcadas, finas, casi elegantes, bien dispuestas abajo a la izquierda: "Feliz Navidad"; un moderno árbol metálico a juego con las letras, junto al maniquí. Enfrente, la otra tienda de mucha marca ostentaba un árbol frondoso de espumillón y brillantes bolas.

Hoy comenzó la Navidad antes que el año pasado... Pero el Adviento, que es algo así como el entrenamiento para los polvorones y la espera de grandes deseos, comienza -siempre según el calendario de mi cocina- el 28 de noviembre.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Mis alumnos no tienen vida.

Para los alumnos de mi tutoría -la que me ha tocado este año- realmente no existe el tiempo. El real, digo, el que manejamos todos los demás con sus horas, segundos, días, noches y actividades perfectamente cuadriculadas para ir tirando.

Todavía hay gente por ahí que se piensa que los profesores subimos las escaleras, vagamos por los pasillos, soltamos una charlita más o menos improvisada y nos repantigamos luego en el sillón. Pero esta semana, mire usted, tocaba en la hora de tutoría centrar a los alumnos en lo de mejorar las técnicas de estudio, convencerlos de que escuchando música uno no se aprende las capitales del mundo o que chateando por el Tuenti es imposible encontrar el trabajo de la asignatura más odiada de la semana:

- A ver, ¿cuántas horas le dedicáis a las cosas del colegio?

Respuestas variadas: "una hora, profe", "dos o tres horas", "¡toda la tarde!" -a este habrá que darle una mención especial al más esforzado y peor organizado-, "nada, ¿para qué?"

Sin entrar en ninguna clase de estupor -una está curtida en batallas- me lanzaba a saciar mi infatigable curiosidad. Hice un círculo en la pizarra -mero simulacro de un reloj- y pasé a preguntarles por las cuestiones básicas de su vida:

- ¿Cuántas horas en el ordenador?

Surge el mundo real: "diez minutos" -¡anda ya!-, "dos horas", "¿jugando o sin jugar?".

Vamos bien. Sigamos.

- ¿Y al teléfono?

Variedad: "yo no uso el teléfono" -ahora sí que caigo en el estupor-, "una hora", "¿mandando mensajes a Telecinco o sin hacerlo?", "huy, profe, como tres horas" -el recibo de esa casa debe de ser un pergamino y no el folio por una cara de mi buzón...

- ¿Y saliendo a diario? ¿Actividades extraescolares? ¿Comiendo?

El círculo de la pizarra se divide, multiplica, distorsiona, le falta sitio para analizar el reparto de horas de mis adolescentes tutorandos. El resultado final no se hace esperar. el tiempo no da para nada, profe. Lógica no les falta; total de horas del día: 24. Total de horas del día empleadas en tareas no estrictamente escolares: entre 21 y 23.

Tienen razón. No pueden estudiar. No pueden hacer deberes. No pueden llevar las cosas del colegio al día. Y es que la vida no les da para más. La vida puede más y lleva más tiempo.

O que lo digan ellos mismos en los comentarios...

jueves, 11 de noviembre de 2010

No existe el tiempo.

El tiempo no es más que movimiento retenido entre manillas. Como en el reloj aquel del pasillo del colegio.

lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Qué tal si escuchamos?

Es asombrosa la capacidad de no-concentración de algunos alumnos... Dicen que las nuevas tecnologías -aplaudidas, recomendadas y deseadísimas por la Administración- permitirán que los conceptos lleguen antes a las conexiones neuronales de los adolescentes y que el aprendizaje será más rápido, atrayente y significativo.

Por no hablar de las maravillas y ventajas del bilingüismo que viene, que potenciará, sin duda alguna, que los alumnos de arriba se aprendan de una vez -15 años- que varios ríos españoles desembocan más allá de la frontera con Portugal, o que los de abajo comprendan el enrevesado significado de palabras como don, ribera y decadencia (extrañas palabras que por algún motivo oculto me había permitido resaltar de su libro de texto).

Pues ni con pizarra digital, boli-lector en mano, tiza en el bolsillo -por si acaso-, libro abierto, cuaderno en ristre y adarga en forma de proyección. Pienso que ya ni con piruetas. La clase en silencio -que conste que no era por escándalo ni gallinero hormonal adolescente-, hasta que:

Yo: Tenéis en la pizarra apuntado el eje cronológico de Egipto. Por favor, copiad en el cuaderno las etapas para que podamos seguir con el tema.
Uno: ¿Un qué has dicho, profe?
Otro: ¿Pero no íbamos por la página de atrás?
Aquel: Yo no me he traído el cuaderno, profe (como siempre, pienso yo)
Otra: ¿Hay que copiarlo, profe?
Desde una esquina: ¿Y esto no viene en el libro?
Por el otro lado: ¡Profe! ¡Me ha quitado el boli!

Por supuesto, todos los ruegos, súplicas y opiniones a la vez, en un desmayo de vocabulario nada bilingüe. Y nada comparable con lo que le pasaba a una compañera horas después:

- Os voy a repartir el examen con las preguntas del libro obligatorio que tenemos para este trimestre.
- Profe, ¿había que leerlo entero?

Normal.

Si lo hubiera explicado en inglés, fijo que se habría enterado de que tenía que leerlo desde el principio hasta el final. Qué cosas.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Premeditación y alevosía.

Interceptaba una compañera esta semana una notita entre dos alumnos. Ambos, 12 años:

- ¿Nos liamos? (él)
- No sé. Tengo que pensarlo. (ella)

Si prepararan con tanta premeditación e interés los deberes, trabajos y exámenes, otro gallo cantaría...


miércoles, 3 de noviembre de 2010

El descaro de un pantalón vaquero.

Mi vecina de patio ha aireado hoy los pantalones. Los vaqueros. Los azules. Y cuelgan en reunión entre los tendederos, con perneras escuálidas no correspondidas: uno, dos, tres, cuatro, en reunión silenciosa y abandonada. Uno junto a otro, en ordenada fila de ama de casa, seguro que preocupada ella por no mezclar colores y que resulten airosos y sólidos, sin mancha de cualquier color. Cinco, seis.

Por eso mi ropa tendida es una muestra invisible, discreta, poco ofensiva, frente a esa cruzada de vaqueros bien tendidos, rectos, pinza con pinza. Camisetas de Niña Pequeña se enfrentan al descaro de los pantalones de mi vecina de patio. Los calcetines frente a la tela tejana y las camisas de manga larga -llegó el otoño- adelgazadas, tapando apenas el descuido de otra prenda de color que destiñó no se sabe bien cuándo. Mi ropa se extiende apenas en las cuerdas que me corresponden -ni siquiera de pared a pared-, emulando malamente el despliegue vecinal de los otros roperos y el orden perfecto -uno, dos, tres, cuatro- de sus vaqueros.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Llueve.

Lloran los árboles de mi calle y se funden en charcos. Las hojas trenzan aire.