viernes, 31 de diciembre de 2010

Casi tocando ya el 2011.

En este año casi gastado se vencieron algunas de mis conocidas jornadas de ansiedad, mi cole creció -y que siga-, una amiga me hizo un regalo inesperado e inmerecido, otro venció tantos miedos que ya ni se reconoce, nos dejó César y nacieron Abel, Marta, María, Valentina, Jaime, Beatriz, Lucía y Diana (y otra u otro en camino, aunque mi amiga, su madre, se empeñe en todavía no decirlo). Niña Pequeña descubrió el mar y yo que el tiempo pasa rápido al ver las fotos de mis compañeros de instituto. Varios antiguos alumnos se asomaron por mis clases, este blog y alguno -como excepción- por mi casa.

Y yo prometo desahogar mi agenda de trabajo -o, al menos, no empeñarme en acumularlo todo para el fin de semana.

Como mínimo, que el 2011 sea para todos un poco mejor.

jueves, 30 de diciembre de 2010

La raza de los Colones

Existe entre nosotros una raza singular, muy cercana. Es la raza de los colones. Pero no, es algo más: la familia, los Colone, así, con mayúscula, dada la cotidianeidad en la que se mueven y lo extensas que son sus ramas.

Ellos, así, se mezclan en nuestras calles, prefiriendo los terrenos populosos y muy frecuentados día a día de la carnicería, la verdulería y la cola del pan o del autobús. Es en estos dos últimos sitios donde despliegan todo su poder y capacidad de persuasión, incólumes y fríos ante las protestas, abucheos y sonidos desgarradores que les lanzan cuando entran en acción. Puestos en jarras, el pie firme, la mirada serena y decidida, avanzan en el breve camino lateral que nadie de la cola ha visto antes que ellos, mientras algún otro se atreve a anunciar:

- ¡Eh, señora, que se está colando!

¿Pero quién se atreve a plantarse ante un miembro de la familia Colone? Su capacidad de persuasión, tal vez su aura incluso, o años de experiencia y evolución natural hacen que se giren y con toda la tranquilidad que sólo un Colone puede tener, contesta:

- ¿Es a mí?

Dentro de la familia Colone son especialmente las hembras las que han logrado un desarrollo mayor en su habilidad para encontrar siempre los primeros puestos. Son fáciles de identificar, siempre acompañadas por un miembro masculino de la familia -marido, generalmente-, que se sitúa a dos o tres pasos protocolarios, dejando espacio de acción para la fémina, que será capaz de que la atiendan antes en el mostrador de la relojería, obtendrá las mejores ofertas en el súper o le resolverán la duda de turno antes que a nadie.

- Disculpe, es sólo un momentito, ¿eh?


miércoles, 29 de diciembre de 2010

La integración no existe.

Esta mañana mi vecina me comentaba el caso de una compañera de clase de su Hijamayor. La niña en cuestión tiene una deficiencia psíquica severa y algunos padres de la clase están extrañados de que esta alumna esté en un centro público y no en uno especializado, más acorde con las capacidades y necesidades de esta niña.

Y le descubría a mi vecina algunos de los misterios de la sabia Administración educativa, siempre pendiente por velar por la mejor educación y valores de nuestros hijos: nada mejor que fomentar la integración, en aras del desarrollo de verdaderos ciudadanos. Aunque sea a costa de impedir que una persona con deficiencia psíquica severa no aprenda acorde con sus capacidades. La profesora de Hijamayor, oídos los comentarios de las familias, comentó que a los alumnos de ese grupo les venía muy bien estar con esta niña con dificultades y que en ningún momento afectaría al ritmo de la clase ni a su proceso de aprendizaje.

Por supuesto que a los niños, adolescentes y demás seres hormonados que nos rodean les viene muy bien estar en contacto con personas con discapacidades; es una realidad que se esconde -¿por miedo?, ¿por desconocimiento?, ¿por...?- y que debe salir a la luz. Pero le recordaba a mi vecina la realidad de la sacrosanta Inspección, Sabia Educadora de familias y veladora de nuestros jóvenes: la inspectora que obliga a aprobar todas las asignaturas de un deficiente psíquico profundo (mientras que sus hermanos mayores estaban escolarizados en un buen colegio privado bilingüe), las recomendaciones de adaptar el nivel de aprendizaje de toda la clase al ritmo y conocimientos del niño que se encuentra en el límite o las sabias indicaciones sobre cómo hacer que un alumno con serias dificultades de aprendizaje se integre en su aula.

Mire usté, vecina. Vecinos todos. La integración en este caso no existe. La integración en las escuelas se pulsa en el momento del recreo, en el patio, con la pelota, con el escondite, con los paseos de los alumnos por todo el recinto y en los comentarios de pasillo. Y la realidad es que, aunque la Inspección se empeñe en engañar a las familias -progresa adecuadamente, adaptación curricular muy significativa-, los niños y jóvenes con deficiencias psíquicas severas -sin control de esfínteres y afasias, como el caso que me contaban- no se integran en los centros que no están especializados para ellos, con materiales preparados, profesionales cualificados -es decir, profesores y técnicos que han estudiado y trabajado para esto- y un entorno adecuado.

Pero bueno, sigan engañándonos, que el año que viene hay elecciones y la masa tiene que ser anestesiada...

martes, 28 de diciembre de 2010

Los regalos, con antelación.

Tengo los regalos escondidos. Los del día de Reyes, me refiero, los escogidos por mí atendiendo a las peticiones -no demasiadas ni tampoco crecientes- de los diversos miembros de mi familia. Y tal vez este sea el mejor momento, el de saber que están todos, prácticamente preparados o a punto de ser envueltos en brillante papel, guardados, custodiados bajo llave o entre los jerséis de la cómoda.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Es Navidad. Hace frío.

El frío de hoy trepaba por mi rostro como una araña. Sólo cruzaba de mi portal al de enfrente, para llevar a Niña Pequeña a casa de su amiga la vecina y jugar a muñecas; pero tiempo justo para sentir pinchazos de agujas en los párpados. No contento por encontrar la resistencia de mi bufanda y gorro, aplastaba las perneras del pantalón, roía las suelas de las botas, intentaba entrar por los lagrimales de mis ojos; obstaculizaba nuestro menudo paso con el hielo de las aceras, se apoderaba del temblequeo de los músculos.

Niña Pequeña apretaba su mano medio escondida en las mangas de su abrigo.

- ¡Hace frío, mamá!

sábado, 25 de diciembre de 2010

Peces en el río.

La Nochebuena y la Navidad tienen a mi alrededor un envoltorio de luces de árbol y el olor del cesto de mimbre lleno de polvorones y mantecados; el brillo metalizado de la bandeja de dulces y almendras de mi vecina, el confeti dorado sobre la mesa y el azúcar cristalizado de las frutas glaseadas. Me suenan estos días a comidas familiares desempolvadas -con su punto de obligatoriamente felices- y peces en el río.

Queridos amigos, si es cierto que han sido felices estos días -por el motivo que sea-, les deseo que esa sensación se mantenga y exteriorice unas horas más.




jueves, 23 de diciembre de 2010

Ante su árbol de Navidad.

Niña pequeña ponía hoy los adornos y guirnaldas a su árbol de Navidad.

- Mamá -dice, parada en medio del salón, los brazos extendidos, las manos abiertas.
- ¿Hum? -contesto, mirando las luces intermitentes del árbol.
- Mamá, las luces están bailando.

martes, 21 de diciembre de 2010

El jamón y los profesores.

Me sorprendía ayer mi marido a la hora de la comida, cuando volvía yo del colegio, diciéndome que era noticia la denuncia que un profesor andaluz había recibido por parte de una familia marroquí a cuenta de haber nombrado el jamón en clase. Hoy salía este tema en la sala de profesores.

Y es que no hay nada más subversivo que el jamón. Con toda su grasa, su tocinillo, su sabor intenso si está bien cortado y lo bien que acompaña los guisantes de mi madre y las estupendas croquetas de mi cuñada.

Estimado compañero acusado de racista jamonero, si es que lo mejor es atenerse al libro de texto. Total, para lo que van a aprender y trabajar...

lunes, 20 de diciembre de 2010

Este es el Belén de mi casa.

La cercanía de las vacaciones navideñas ha impuesto el ritmo de los relojes de mi casa.

He dispuesto cuidadosamente los materiales sobre la mesa del salón, colocado temáticamente piedras, pequeñas ramas, corchos, serrín verde, arena fina, serrín de corcho, algunas ramitas casi minúsculas para los haces de leña y el papel de roca. Al otro lado, celo, esparadrapo, tijeras, cucharillas, cedazo, papel, espumillón suave, algunas luces de última hora. En el extremo, bolsas de basura y escoba. Todo preparado.

He aquí el resultado:



viernes, 17 de diciembre de 2010

Vocabulario de la calle.

Domoalumno:

1. s. coloq. Dícese del alumno cuyos familiares más cercanos protegen por encima de todo.
2. Ú. m. Alumno, generalmente adolescente, cuyos padres acuden a toda velocidad para protestar por las notas sin haber conocido previamente al profesor y haberse informado de la evolución de su hijo/a.
3. Por ext. Adolescente en el s. XXI.
4. Mit. Hijo de Ergía.

martes, 14 de diciembre de 2010

¡Tengo la solución!

Yo no sé cómo no se ha dado cuenta antes nadie de esto. La solución estaba ahí, a la vuelta de la esquina, escondida sin duda entre algún papel de la Administración, remetida en los entresijos de un cerebro corriente y moliente. Algo tan evidente se nos había escapado de nuestras mentes preclaras de profesores, tan ocupados siempre, y hete aquí que hoy escuchaba por ahí:

  1. Solución a la violencia escolar (a la que, me temo, los adolescentes domóticos empiezan a acostumbrarse): "Mire, oiga, que la culpa no es de mi niño en la pelea esta que me dice, que la culpa es del otro, por dejarse pegar".

  2. El absentismo escolar: la sacrosanta Administración educativa, que no ceja en su empeño por velar por la educación más eficaz para todos, me indicaba hoy qué debía hacer con un alumno absentista: entraba él en el programa de Educación Compensatoria y le hago un adaptación curricular significativa. Que se traduce, al cristiano de la calle en: "haz el papeleo de todo lo que vas a mandar trabajar al crío este cuando decida venir -que para eso es absentista-, adaptado a su nivel -más o menos, con 15 años, un 6º de Primaria-, y procura que apruebe, que los niveles de fracaso escolar están por las nubes y vienen elecciones". Tiempo estimado en hacer esta burocracia a todas luces absurda (yo, por si acaso, le recuerdo a la Inspección educativa el significado de la palabra "absentista"): una horita de ná. Tiempo estimado que empleará el alumno en hacerlo (si es que viene, claro): dos minutos (lo que tarde en poner su nombre).
Pues eso. Si es que era mucho más fácil de lo que creíamos...

domingo, 12 de diciembre de 2010

Las notas de la primera evaluación.

He terminado de poner las notas de la primera evaluación a mis alumnos. Conclusiones:
  • tiempo empleado en realizar toda la tarea, incluyendo correcciones de última hora, porcentajes, medias, comprobación de los criterios de calificación aprobados por la Inspección a principios de curso: seis horas;
  • tiempo que emplearán los alumnos en mirar la nota en el boletín: cinco segundos;
  • tiempo de reacción de los alumnos ante lo que vean: un segundo (y que nadie se piense que se van a preocupar: que no son tan tontos, oiga: cuando uno deja los exámenes en blanco, no hace deberes y no entrega trabajos, queda claro todo);
  • tiempo de reacción de los padres ante lo que vean: cinco segundos, en los que vacilarán entre la duda ("pero..., ¿cómo es posible?") y la ira ("se va a enterar el profesor ese"). Quizá, algunas familias -con suerte- se den cuenta de que sí había deberes a lo largo de esta evaluación, exámenes, trabajos, tarea diaria, indicaciones a través de la agenda del alumno... y perciban que sus perfectos hijos se quitan su careta al entrar en clase, mostrando su verdadero yo: adolescentes egoístas, poco o nulamente trabajadores, habitantes de casas domóticas en las que se lo dan todo hecho.
Yo, por si acaso, ya he tomado precauciones:

- Hola, buenos días. Soy la profesora de Sociales de su hijo.
- Buenos días, ¿pasa algo?
- No, tranquila. Sólo le llamo para avisarle de lo que se va a encontrar en el boletín de notas de dentro de dos semanas.
- ¿Dos semanas? ¿Pero no daban las notas después de Navidad? Oiga, por cierto, ¿es usted la profesora esa que no hace exámenes de recuperación ni manda nunca deberes?
- ¿Cómo? -mi cara de extrañeza debe de ser como para fotografiarla.
- Sí, sí; si es que yo quería hablar con usted -"a buenas horas", pienso- porque, claro, mi niño me ha dicho que nunca tiene nada que hacer en su asignatura y que no hace exámenes.

Con lo que a mi me cuesta irme labrando mi fama... Todos los años me pasan estas cosas... ¿Y cómo le explico a la madre por teléfono que su hijo es un mentiroso, sin que se sienta ofendida en sus entrañas?

viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Y quién vacuna a Niña Pequeña?

Hace unas horas, en el ambulatorio este-de-aquí-arriba:

- Buenos días. ¿Niña Pequeña? Pase, pase -dice secamente la enfermera.
- Buenos días -contesto, arrastrando conmigo a Niña Pequeña.
- Ya veo. Revisión. Pero... ¿tiene cuatro años?
- Sí, recién cumplidos.
- Huy -"ya estamos", pienso-. Esa revisión entonces la hace la pediatra, pero a estas horas ya no sé si te verá a la niña. Pasa y pregunta. Pero si no hay revisión, no te vacuno a la niña.

- Buenos días. Dígame.
- Su enfermera me ha comentado que hay un problema con la revisión de la niña -Niña Pequeña aprovecha para buscar de reojo la puerta o vía escapatoria más cercana.
- Veamos, claro, claro. Es que no tiene usted cita -afirma, mirando con ese nosabesnipedircita.
- Imposible -respondo-, porque es la tercera vez que vengo y me dicen esto.
- Pues sin cita no te miro a la niña. Buenos días.
- Ah, vaya. Buenos días.

Subo las escaleras. Niña Pequeña respira tan tranquila: la amenaza de la vacuna ha desaparecido. Voy al mostrador con paso firme y gran resignación. Le cuento la película a la amable señorita que me atiende.

- Mire, es que no me vacunan a la niña, y ya es la tercera vez que esto pasa.
- Bueno, bueno, le vuelvo a dar cita, pero ya sabe que todos somos humanos.
- Claro, claro. Lo entiendo. Si un fallo por tercera vez con lo mismo lo tiene cualquiera.
- Mire, vaya a la sala 3 y otra enfermera le vacunará a la niña... Pero la revisión tendrá que ser otro día, ya sabe.
- Faltaría más. Oiga, ¿cuando va a ver al profesor de su hijo, le permite un falllito? -contesto.

Anda, que si esto llega a pasar en mi colegio... Porque a veces padres, madres, alumnos, fauna y flora variopinta son como los intocables de Elliot Ness y cualquiera dice:

Padre/madre 1: Buenos días. Vengo a hablar de una cosa urgentísima. No tengo cita.
Profe de turno: Huy, mire, imposiiiiiible. Sin cita por la agenda no le atiendo.

Recepción: Hola. Oye, que te llama una madre en tu rato de recreo y...
Profe de turno: Huy, imposiiiiiible. Sin previo aviso no le digo ni hola.

Padre/madre 2: Anda, qué bien me vienes, porque quería comentarte que...
Profe de turno: Huy, imposiiiiible. ¿Cómo no me has pedido cita para poder atenderte?

Vamos, que si profe-de-turno no está a plena disposición, amable, eficiente, preparado en cualquier instante para atender la mínima demanda urgentísima de vida o muerte del trabajo-entregado-con-tres-semanas-de-retraso-pero-tengo-yo-razón, ya tenemos la amenaza de voy a cambiar a mi niño de colegio, oiga; pues esto lo sabrá la Inspección; páseme con su director, por favor... Y no te equivoques, ¿eh?

Pero, claro, un fallo lo puede tener cualquiera:

Padre/madre 3: Hola. Venía a hablar con el tutor de mi hijo.
Recepción: Ah, claro, dígame el nombre y le llamo.
Padre/madre 3: Pues mire que no lo sé.
Recepción: Ah, claro, dígame entonces en qué clase está su hijo.
Padre/madre 3: Pues mire que tampoco lo sé.
Recepción: Ah, claro.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Soy una estrella.

Mamá -llama Niña Pequeña.
- ¿Qué quieres?
- Mamá, eres guapa y esplendorosa -dice ella.
- Ah. Gracias -respondo, extrañada.

martes, 7 de diciembre de 2010

¿Ceuta debe ser liberada?

La semana pasada podía leer en el periódico que el gobierno de Marruecos iba a reexaminar sus relaciones en todos los ámbitos con España, después que el Congreso reprochara -tibiamente- la actitud marroquí en el candente asunto del Sahara occidental. No contento con esto, en el país vecino africano se organizaría, a cargo de diversas asociaciones, una marcha de liberación de la ciudad de Ceuta, en defensa de la recuperación de la integridad territorial de Marruecos.

Se resiste el rey de Marruecos a aprender historia de su país y del país vecino, a pesar de que yo se lo he pedido en algunas ocasiones. Dejando aparte que a Ceuta no le hace falta que la libere nadie y que el suelo marroquí está íntegro desde que dejó de ser territorio francés -allá por el siglo pasado-, no sé si proponer que sus intenciones anexionistas ilegales las dejara para el próximo año, ya que el 16 de julio recordaremos el comienzo de la conquista musulmana de la península, allá por el 711. O que no se conforme con Ceuta y Melilla. ¿Por qué no Córdoba -capital del califato peninsular desde el s.X-, Sevilla, Toledo, Valencia y tal vez Zaragoza o León? El rey marroquí emula a Tariq y Muza, aprovechando la debilidad del gobierno actual -que ni visigodo es, de aquellas..., aunque, eso sí, la cosa es defender la desmembración medieval del país-, no sé si con pretensiones de ser un nuevo Abd-al-Rahman I.

Que alguien le recuerde que también existió las Navas de Tolosa. Puestos a retroceder en el tiempo, que sea con toda la Memoria Histórica. Huy. Perdón. Que eso no se lleva...

jueves, 2 de diciembre de 2010

La raza de los sabelotodos.

Están entre nosotros los miembros de una raza única, pero poderosa, capaces de multiplicarse por arte de magia. Son los de la raza de los sabelotodos.

Los sabelotodos gustan de manifestarse en los actos públicos, preferiblemente entre pequeños grupos mixtos. Antes de actuar y desplegar todos sus saberes rodean con la mirada a aquellos que tienen más cerca, seleccionando el grupo sobre el que van a actuar y analizando el tema del que se esté hablando. Después, el sabelotodo se dirigirá con paso decidido, pero disimulado, aprovechando seguramente que conoce a uno de los miembros del grupo -prefiriendo ser presentado por alguien del género femenino (vulgarmente llamado "miembra"). Después de escuchar por dónde van los tiros, entrará en la conversación sin posibilidad de marcha atrás:

- Eso me pasó a mí cuando...

Pero los de la raza de los sabelotodos tienen una gran capacidad inicial de camuflaje, a fin de no ser detectados por miembros de otras razas. Por eso a veces se disimulan entre adolescentes, adoptando su aire pasota, en las clases:

- Profe, eso que dices es lo mismo que aquello que explicaste cuando...

O son aquellos alumnos que comentan mirando de soslayo lo que el profe está explicando, porque, claro, todo lo saben, nacieron sabiendo, su vida es demostrar conocimientos. Y es que el sabelotodo procede de un espermatozoide o un óvulo especial, increíblemente mutante, con asombrosa capacidad de absorber conocimientos, destinado a la gloriosa tarea de ennoblecer y aumentar la sabiduría de la raza humana con sus experiencias mundanas.

Los de la raza de los sabelotodos se multiplican, irradian, se dispersan, se elevan a miles de potencias. Un sabelotodo puede aparecer en la boca del metro, informando concienzudamente sobre la mejor combinación para tu destino, estar junto a ti en el autobús -conociendo el momento justo en el que el atasco es ya fruto de un accidente- o en la sala de espera del hospital, lugar en el que desplegará sus eficaces conocimientos sobre tus síntomas y los del enfermo de al lado, pues todo lo ha vivido, experimentado y percibido:

- A mi nuera, la que está casada con mi hijo-el-pequeño, le pasó exactamente lo mismo...
- Pues mi niño, cuando era pequeño, tenía unos cólicos que... sólo con una medicina recomendada por...
- ¡Huy! Eso que tiene usted no es nada, hombre. Mire lo que me pasa a mí en la rodilla derecha cuando...
- Que no, mujer, que no, que le digo yo a usted que en la herboristería de mi barrio tienen unas pastillas que...