He terminado de poner las notas de la primera evaluación a mis alumnos. Conclusiones:
- tiempo empleado en realizar toda la tarea, incluyendo correcciones de última hora, porcentajes, medias, comprobación de los criterios de calificación aprobados por la Inspección a principios de curso: seis horas;
- tiempo que emplearán los alumnos en mirar la nota en el boletín: cinco segundos;
- tiempo de reacción de los alumnos ante lo que vean: un segundo (y que nadie se piense que se van a preocupar: que no son tan tontos, oiga: cuando uno deja los exámenes en blanco, no hace deberes y no entrega trabajos, queda claro todo);
- tiempo de reacción de los padres ante lo que vean: cinco segundos, en los que vacilarán entre la duda ("pero..., ¿cómo es posible?") y la ira ("se va a enterar el profesor ese"). Quizá, algunas familias -con suerte- se den cuenta de que sí había deberes a lo largo de esta evaluación, exámenes, trabajos, tarea diaria, indicaciones a través de la agenda del alumno... y perciban que sus perfectos hijos se quitan su careta al entrar en clase, mostrando su verdadero yo: adolescentes egoístas, poco o nulamente trabajadores, habitantes de casas domóticas en las que se lo dan todo hecho.
Yo, por si acaso, ya he tomado precauciones:
- Hola, buenos días. Soy la profesora de Sociales de su hijo.
- Buenos días, ¿pasa algo?
- No, tranquila. Sólo le llamo para avisarle de lo que se va a encontrar en el boletín de notas de dentro de dos semanas.
- ¿Dos semanas? ¿Pero no daban las notas después de Navidad? Oiga, por cierto, ¿es usted la profesora esa que no hace exámenes de recuperación ni manda nunca deberes?
- ¿Cómo? -mi cara de extrañeza debe de ser como para fotografiarla.
- Sí, sí; si es que yo quería hablar con usted -"a buenas horas", pienso- porque, claro, mi niño me ha dicho que nunca tiene nada que hacer en su asignatura y que no hace exámenes.
Con lo que a mi me cuesta irme labrando mi fama... Todos los años me pasan estas cosas... ¿Y cómo le explico a la madre por teléfono que su hijo es un mentiroso, sin que se sienta ofendida en sus entrañas?
- Hola, buenos días. Soy la profesora de Sociales de su hijo.
- Buenos días, ¿pasa algo?
- No, tranquila. Sólo le llamo para avisarle de lo que se va a encontrar en el boletín de notas de dentro de dos semanas.
- ¿Dos semanas? ¿Pero no daban las notas después de Navidad? Oiga, por cierto, ¿es usted la profesora esa que no hace exámenes de recuperación ni manda nunca deberes?
- ¿Cómo? -mi cara de extrañeza debe de ser como para fotografiarla.
- Sí, sí; si es que yo quería hablar con usted -"a buenas horas", pienso- porque, claro, mi niño me ha dicho que nunca tiene nada que hacer en su asignatura y que no hace exámenes.
Con lo que a mi me cuesta irme labrando mi fama... Todos los años me pasan estas cosas... ¿Y cómo le explico a la madre por teléfono que su hijo es un mentiroso, sin que se sienta ofendida en sus entrañas?
O es el alumno quien miente, diciendo que no tiene deberes, o son los padres los que se quejan, porque su hijo tiene demasiados deberes que hacer.
ResponderEliminar¡Qué desgaste sufrís los que os dedicáis a enseñar!.
Buen comienzo de semana.
De estas cualquier profesor te puede contar mil... Yo es que ya veo venir las quejas y tendré que decir doscientas veces las mismas cosas.
ResponderEliminarLo que no puedo entender cómo una familia se puede tragar eso de que no hay exámenes, de las notas después de Navidad o que nunca hay deberes. ¿Los hijos son unos dominadores natos?
Buen comienzo también para ti.
Queria profesora:
ResponderEliminarAntes de ver las notas, gracias un año más por estar ahí.....
Recordarte que algunos padres si que dedicamos mas de unos segundos a analizarlas e incluso tenemos un seguimiento de los trabajos y examenes que realizas.
Este primer trimestre es el primer análisis de como comienza el curso y como debemos de continuar trabajando.
Que la evaluación es el 15 de diciembre se encuentra indicado en las agendas del colegio. Si existen padres que no se enterán, entiendo que no serán capaces de controlar lo suficiente a sus hijos y con ellos solamente tienes que enseñarles la propia agenda de su hijo.
Procupar gastar las energía justas con los padres y guardalas para los chicos que son los que te necesitan, los que de verdad te darán una gratificación a tú trabajo en un futuro.
Los Goldarbeiter. Te queremos.
Querido anónimo mío,
ResponderEliminarya sabes que siempre tengo presentes a las familias que sí se preocupan, pero en días como estos se me olvida con frecuencia que hay algunas que trabajan con nosotros... La masa negativa y gris difumina fácilmente a las personas normales y sensatas...
Un abrazo.