Hunde sus raíces en el punto exacto del nacimiento de un cabello -uno cualquiera, da igual. Se desplaza lentamente, reptando, recoveco a recoveco, hasta que alcanza el cuello. Se desliza lentamente, como regodeándose, por su curva, el pelo recogido levemente en una coleta casual, dejando su húmedo rastro. Se detiene pensativamente cerca del hombro, con indecisión tal vez, abajo, quieto, seguir deslizándose... Finalmente resbala pausadamente, poco a poco, como deleitándose, por el torso, se bifurca, se pierde, se riza, vuelve a la altura de la cadera. Se acomoda y espera allí. Se inclina luego con rapidez estudiada: la rodilla, la larguísima pierna y lamiendo con su dorado brillo. Languidece, al fin, más allá del tobillo, feliz por el cansancio, mojada huella.
Bochorno y una gota de sudor...
Bochorno y una gota de sudor...
Audaz e imprudente gota de sudor, que recorre tierra y mar por un deseo. Aunque valiente al superar dichas trémulas tierras...
ResponderEliminarMás nos valdría ser como ella, y dejar huella.
Un besín:)
Decimos más con lo que somos...
ResponderEliminarUn beso.