No sé si fui yo o, más bien, él quien me encontró a mí, allí, medio escondido entre otros similares, como ocultándose o haciendo que no me veía. El tono de su piel destacó sobre todos los demás y al tocarla fue como rozar apenas las yemas de los dedos, tan suave era su textura; suave y cálida, como las mantitas de los bebés, anunciando ya desde el exterior cómo sería saborearlo y paladearlo lentamente.
No pude entonces dejar de tocarlo, acariciarlo con las dos manos, dejar que se quedara conmigo, conmovida por su olor dulzón único que me transportaba a paisajes tranquilos -tal vez, incluso, algún lugar paradisíaco, con rumor de olas. Mi marido lo comprendió, como no podía ser de otro modo, en cuanto lo vio entrar conmigo en la puerta, invitándole a pasar y buscando el mejor sitio para él, el más adecuado para poder disfrutarlo juntos...
Y es que hoy compré media docena de melocotones...
No pude entonces dejar de tocarlo, acariciarlo con las dos manos, dejar que se quedara conmigo, conmovida por su olor dulzón único que me transportaba a paisajes tranquilos -tal vez, incluso, algún lugar paradisíaco, con rumor de olas. Mi marido lo comprendió, como no podía ser de otro modo, en cuanto lo vio entrar conmigo en la puerta, invitándole a pasar y buscando el mejor sitio para él, el más adecuado para poder disfrutarlo juntos...
Y es que hoy compré media docena de melocotones...
De niña me gustaban mucho los melocotones, madame. Se encontraba sin duda entre mi fruta favorita. Pero he ido perdiendo aficion con el transcurso de los años, no sé por qué. Tendre que recuperar esos melocotones olvidados.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Vaya, yo creía que hablabas de un peluche, o algo así. Me encanta el melocotón. Es de las pocas frutas que como, junto con el plátano, la sandía y la naranja.
ResponderEliminarAbrazos.
Madame,
ResponderEliminarjunto con las cerezas, es una de mis frutas favoritas. Eso sí: sólo puedo comer melocotones que estén muy fríos. Recupere este postre, aunque sea por su frescor.
Feliz día.
Perikiyo,
ResponderEliminardesde que estuve embarazada de Niña Pequeña odio con todas mis fuerzas los plátanos, lo cual es una lástima por la pérdida de potasio y los potenciales calambres musculares. El zumo de naranja, junto con el de tomate, es mi favorito.
Un abrazo.