sábado, 10 de octubre de 2009

De compras por el supermercado ecológico.

Tuve que ir esta mañana al centro comercial este donde se jactan de ser super ecológicos porque, al precio de x euros, ya no dan bolsas de plástico en la línea de cajas a los clientes. Cada vez voy menos, es cierto, pero hoy tenía que acudir, obligada por la necesidad de localizar unos zapatos a precio asequible para mi hija. Y que además fueran de color marrón.

Cada vez que voy a este sitio me pasan cosas surrealistas:
  • Me ponen una pegatina en el carrito de mi hija. Ella tan contenta, blandiendo la etiqueta blanca del lateral derecho de su sillita y señalando orgullosamente con el dedo "mira, mamá, tengo pegatina". Bueno, no siempre lo hacen, claro; debe de ser que es a criterio del guarda de seguridad. Me sorprende un poco esto, primero porque creo que no tengo pinta de delincuente común (y mira que he visto a gente choriceando cosas..., que podría haber aprendido..., pero por no hacer, ni copiaba en los exámenes); segundo, porque la marca del carrito de mi hija no se comercializa aquí: ¿tanta cámara de seguridad y no despertaría sospechas de entrar con una sillita de bebé gastada por tres años de tute y saliera con otra flamante, limpia y brillante?
  • Localizo los zapatos buscados. Talla 26, 29, 30... Mi hija usa el 25. Un par. Hoy he tenido suerte: normalmente, nunca encuentro su talla. O ella es muy vulgar -imposible, que para eso soy su madre y sé que es perfecta- y todos los niños de 3 años de este pueblo usan el mismo número a la vez, o hay dos pares y se agotan. ¿O es que es una manera de obligarme a volver una y otra vez a buscar los ansiados zapatos?
  • Ya que estoy, recuerdo que le hace falta una camiseta de manga larga. Es curioso cómo el precio de la ropa de este sitio varía de una semana a otra... Imagino que incluso con esta compra habrán ganado un dinero que yo estoy perdiendo... ¿Por qué tengo la sensación siempre, cuando entro en cualquier supermercado, de que me están engañando en cada etiqueta y en cada rimbombante anuncio?
Una vez dispuesta mi compra, la lista guardada y mi bolsa -con el logo de otro centro comercial menos ecológico, pero más sincero-, me pongo en la línea de cajas. Buenos días, buenos días. Hoy toca no poder poner la cesta de la compra sobre la cinta de la caja -otras veces sí: esto es como lo de la etiqueta del carrito de mi hija: a criterio del profesional. Entiendo que los zapatos nuevos y marrones de mi hija deben mancharse previamente en la cinta; supongo que la camiseta de manga larga también.

Menos mal que no me han quitado la etiqueta de seguridad de mi carrito -que sigue siendo el mismo, azul, desgastado en los bordes y con pinta clara de estar usadísimo. A mi hija le ha encantado ir jugando con ella de vuelta a casa.

2 comentarios:

  1. Madame, ese centro comercial suena poco hospitalario. marcan a la gente como en un campo de concentracion, y encima por lo que dice no son de fiar.
    En el mio aun dan bolsas de plastico. Van algo anticuados, jiji.

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  2. Madame,
    su centro comercial entonces no se ha puesto al día y debería ud. plantear un enérgica protesta. ;-)
    Feliz noche.

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