miércoles, 14 de octubre de 2009

Tu dolor es mi dolor.

En otra ocasión hablé de mi amigo Óscar.

Conocí a Óscar hace once años; él acababa de llegar de Brasil, pero antes había pasado por Nicaragua, Bolivia, y qué se yo qué otros países americanos... Óscar andaba buscando en aquel momento no sabía muy bien qué, pero él es que está lleno de grandes proyectos para cambiar el mundo, su comunidad, las personas que tiene alrededor y lo que haga falta. Óscar es un soñador y un idealista, pero tiene los pies tan en la tierra que sabe que para enraizarse con un lugar hay que hacerse uno como los demás y dejar que te interroguen y te cuestionen. Por eso Óscar es ahora misionero seglar en Honduras, porque le van estas cosas, le va a entregarse utópicamente a los demás y porque dice que Menorca, su isla natal, se le queda chiquita. Y por eso hace cinco años que no veo a Óscar, pero la red es lo que es y nos acerca el mundo a golpe de ratón.

Y hoy recibía un correo electrónico en el que nos contaba a un grupo, a modo de red social, lo que está viviendo. Óscar es muy duro, pero la experiencia de la muerte llega a los corazones más acorazados. Y Óscar está sufriendo porque Honduras está ahora sufriendo, dice; él es amante de la política, considera que no podemos sustraernos de esta realidad natural del hombre que, opina, tenemos todos por naturaleza.

No sé.

Pero mi amigo sufre porque en su Programa para jóvenes de la calle -y, por lo tanto, de las maras- hay dolor; han muerto personas, un líder popular y un joven al que él dice que no supo leer en sus ojos que le perseguía la muerte. Óscar dice que Honduras se hunde y que la guerra está cerca... Y me duele, porque Óscar es mi amigo y él sabe que ya no hay vuelta atrás: su sitio comprometido está con los niños que él me presentó y ahora serán adolescentes.

Y no serán adolescentes como los míos que me decían hoy que para qué servía la jornada del Domund del día 18. Sino adolescentes que han luchado contra vivir en la calle y criarse entre el vacío de un futuro poco claro; o jóvenes a los que hay que decirles sin palabras que la educación es lo primero y ser mujer merece la pena a pesar de todo...

Sé que Óscar me lee de vez en cuando aquí, igual que otros compañeros americanos. Soy consciente, además, que me pide mi compromiso silencioso: él me dijo una vez, hace mucho "recuérdales a tus alumnos que los otros existen". Y por eso le he contestado ahora a mi amigo que ahora, más que nunca, más que en los muchos años que lleva regalando al pueblo hondureño, le necesitan en su compromiso silencioso. Constante, callado, como las horas que se deslizan esperando que yo decía ayer...



6 comentarios:

  1. Me quito el sombrero ante personas,misioneros y a todos que dan su vida, su tiempo por los demás,yo también tengo una amiga Olga,dejó todo por irse a Haiti allí encontró lo que buscaba ayudar a niños muy necesitados. Mucha energía para todos ellos.

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  2. Hay que ser muy valiente para entregarse a una causa de ese calibre. Es muy fácil hablar, pero personas así no hablan, actúan. Muy loable.
    Saludos.

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  3. Que terrible. Me temo que su amigo tenga razon y la guerra sea inevitable. Asusta pensar en la cantidad de vidas que aun costará el conflicto. Y la verdad que su amigo es un valiente por elegir ese compromiso. Ojala se solucione todo antes de lo que esperamos, aunque sé que sera dificil.

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  4. Chamana,
    todas estas personas merecen nuestro apoyo. A mi, personalmente, me duele tenerle lejos, pero no puedo ser egoísta: los demás también le necesitan. Y a tu Olga igual.

    Un saludo.

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  5. Perikiyo,
    como tú dices, lo importante es actuar. Se dice más con lo que se es que con lo que se habla...
    Saludos.

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  6. Madame,
    en el correo de mi amigo se pintaban las cosas muy mal. Sería interesante saber la opinión de nuestros lectores amigos americanos.
    Feliz noche.

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