viernes, 1 de abril de 2011

Hamburguesa, 4 euros.

En la plaza del médico, según se gira a la izquierda, junto a la agencia de viajes, un establecimiento anuncia a todo bombo su plato estrella: "Hamburguesa de Alpedrete, 4 euros".

Alpedrete. Suena a duro y recio. Podría ser un embutido especial, algo a medio camino entre el jamón dulce que paladean mis primos catalanes y la carne seca loncheada y deliciosa que saborean mis dos cuñadas en el norte español. Pero me parece también como a cocinero serio y respetable, entrado en años, conocido y concienciado de su labor gastronómica, a lo Karlos Arguiñano, empeñado en hacer de este mundo un lugar sabrosamente mejor, dedicado a paladares exigentes, pero cotidianos.

Alpedrete debe de ser una sabrosa hamburguesa de al menos dos pisos de pan del día horneado, de carne jugosa y bien hecha sobre lecho de verdura y rodajas de cebolla tierna ligeramente tostada, adornada con pulpa de jugoso tomate de la huerta y rodeada de patatas fritas cortadas al alimón, tres lonchas de queso fresco apenas deshaciéndose, rematado por un puñado de crujientes semillas de sésamo y salvado. Servido en plato cuadrado, blanco, en naranjas y amarillos y con servilleta de tela, mientras el cliente se acomoda en modernas banquetas casual-americanas de madera envejecida.

Pero Alpedrete es, también, el pueblo más cercano a la ciudad en la que vivo; imagino, entonces, que la hamburguesa tal vez proceda de la carnicería de la calle central, esa cuyo dueño estaba emparentado con mi profesora de 3º de solfeo -la que se empeñaba a toda costa en hacer de mí una respetable pianista- con mi vecina, la del portal de la derecha, y la exalumna de mi padre -de cuando daba clase allí, en prefabricadas del pueblo porque todavía no había escuela. La hamburguesa es, pues, plato principal porque tiene el sello de lo foráneo -y, ya se sabe, a los españoles todo lo que tenga el sello de fuera les parece de indeleble calidad- y lo apetitoso de lo desconocido.

Y todo, por sólo cuatro euros. Una ganga, oiga.

6 comentarios:

  1. La verdad, yo leo "hamburguesa de Alpedrete" y justo al lado veo un MacDonalds y me voy al MacDonalds de cabeza. Ya sé que a lo mejor no debería, pero a estas alturas para según qué cosas tenemos ya el coco muy comido.

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  2. Hummm... el MacDonald más cercano supone tener coche para llegar... Tal vez tendría que preguntar antes por el aspecto de la hamburguesa...

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  3. Mmmm...Jugosa mezcla intercultural.

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  4. Tal vez habrá que probarla, Pepe. Por no hacer un feo a lo extranjero.
    Un saludo

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  5. Es increíble todo lo que has evocado a partir de esa hamburguesa, como dijo Pepe: una jugosa mezcla intercultural.

    Pero me pregunto, ¿de veras te animarás a probarla y contestar todas esas preguntas?

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  6. ¡Pues es una idea, porque hoy nos iremos al cine!!

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