Llego del colegio. Él, con buena vista, me ha dejado preparado el primer plato: calentar y listo; le gusta cocinar y no le importa pasarse tiempo dentro -a pesar de que la cocina es minúscula, acorde con mi casa. Me parece bien y le dejo, porque no tengo mano para esto de los pucheros.
Pero, claramente, no se fía de mí. Encima del mantel -el que frutas, el que me gusta-, junto al tenedor y cuchillo, tuvo tiempo antes de irse a trabajar para dejarme una nota:
"Negre, el filete es mejor que, para que lo frías, lo partas primero en trozos. Luego échale sal, un poco de ajo y algo de tomillo".
Sensacional manera de sintetizar una receta por parte de Él. Baltasar Gracián no lo habría hecho mejor. Ya sabes, "más obran quintaesencias que fárragos". Y da gusto que sea tan detallista. El placer de los pequeños detalles cotidianos pensados desde el cariño.
ResponderEliminarY totalmente de acuerdo contigo (y con Pepe, y con José Luis) en cuanto al Bachillerato. Uno también trabaja en ese nivel y sabe que el percal está francamente devaluado. Otro día podríamos hablar del Bachillerato (pero del normal).
Enhorabuena a Él. (Y de paso, a ti).
Ese antivirus tuyo cada día tiene más ventajas, ¡ahora hasta cocina!!
ResponderEliminarNo es que no se fie de ti, es que te mima y te cuida. Es lindo eso :) me alegro por ti.
Un saludo grande (de este lado del Atlántico, sin filete)
Hay mensajes de amor mucho menos apasionados, exactos y expresivos que éste aderazado por Él con sal, ajo y tomillo...
ResponderEliminarAmigos, es cierto: tengo mucha suerte. Y esperé a encontrar el mejor (acorde con lo del bachillerato de excelencia: ¿no queremos lo mejor?).
ResponderEliminarPor eso me casé tarde, tal vez, jejeje.
Un saludo a todos.