Llueve y se me acumula la tarea encima de la mesa del salón, en forma de pila donde dormita el libro de 3º de ESO y las hojas para programar las clases de las dos próximas semanas, la carpeta con ejercicios, la libreta con la docena de anotaciones de "hay que hacer..." para estos días de vacaciones. Ponerse al día, porque luego el tiempo se acelerará y habrá que hacer más exámenes de recuperación, papeleos burocráticos reclamados con urgencia por la Inspección y reuniones acumuladas para terminar el curso. O familias que no entenderán, tras nueve meses, cómo es posible que su hijo no haya trabajado Sociales, "si es sólo estudiar", me dirán, calculadora en mano, dispuestos a demostrarme que ellos saben, sí, calcular las notas -pues eso, pensaré, si es sólo eso, ¿por qué no estudia?
Es Miércoles Santo y llueve. Previsoramente, ayer quité la ropa del tendedero -aún secaba un poco el sol- y me aventuraba a colocar ropa en la lavadora -cosa de madres, tal vez. En un por si acaso cogí los yogures de Niña Pequeña para los largos días que quedan de cierre vacacional de comercios, aunque me di cuenta tarde de que faltaría pan -integral, marrón, como dice Él.
Es Miércoles Santo y llueve. Previsoramente, ayer quité la ropa del tendedero -aún secaba un poco el sol- y me aventuraba a colocar ropa en la lavadora -cosa de madres, tal vez. En un por si acaso cogí los yogures de Niña Pequeña para los largos días que quedan de cierre vacacional de comercios, aunque me di cuenta tarde de que faltaría pan -integral, marrón, como dice Él.
Es el centro de la Semana Santa, el preámbulo tras los Ramos de la gran fiesta de los que creen. Mañana será otro día, tal vez lloverá, anuncian. Posiblemente, una vez más, los Cielos recuerdan hoy, mañana, ¿pasado?, llorando que el domingo habrá que resucitar...
El primer párrafo no quiero ni pensarlo. Lo he olvidado ya, como el avestruz. En el segundo está lo cotidiano... y Ella y Él. En el tercero la lluvia, la melancolía y la esperanza de la resurrección.
ResponderEliminarPepe,
ResponderEliminaraquí truena... No se puede olvidar...
Él, al menos, mañana y pasado se queda.
Un abrazo.