lunes, 17 de agosto de 2009
¡Qué mañanita!
9:15: mi hija decide que ya ha dormido lo suficiente
10:00: comienza la lucha ¡¡el desayuno!! ¿Qué será hoy? ¿Cereales? ¿La tostada -Murphy, qué sabio? ¿Galletas?
10:15: decide que mejor desayuna en el salón, que la lavadora hace ruido...
10:30: mejor, leche fría. Los cereales me los tomo yo... (que no he desayunado)
11:00: fin del desayuno. Comienza al campo de minas en el salón; mi hija se decide como arma para hoy por la muñeca (carrito incluido), el oso grande de peluche y la caja de herramientas de plástico que le regaló su padre hace poco.
11:15: ¡¡mamáaaaaa, quiero lecheeeeeee!! (claro, es que le quedaba un poco en el vaso y lo metí en la nevera)
11:35: ¡¡ mamáaaaaaaaaaaa, quiero jamón!! (¿es que esta niña no se alimenta bien?)
11:45: corre hacia su habitación (malo, algo trama). Obtiene en la búsqueda dos toallitas, dos, y se lanza a limpiar con extrema urgencia la mesa de la tele (¡qué maja!).
12:30: ¡¡mamáaaaaaaaaaa, tengo hambre!! (no me lo creo). Mejor ponemos algo de música para amansar a la fiera.
13:00: inigualable ayuda para tender... ella en el radiador (apagado, claro) y yo en el tendedero. ¿Objetivo? Vaciar el barreño de ropa y meterse en él, junto con el cojín amarillo y su mono de peluche. ¡¡Mamáaaa, tengo una cama!!
13:00: ¡¡mamáaaa, tengo hambre!! Platazo de macarrones, a ver si con el estómago vacío...
Descanso. Siesta.
...
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