Antonio dice con frecuencia que decimos más con nuestra presencia y gestos que con las palabras -reflexión que creo le he oído ya varias veces en distintos foros. Y estos días de afonía en los que me recuerda José, soy como la sirenita, me he acordado especialmente de una profesora que me acompañó tres años a lo largo de mi Bachillerato.
MªÁngeles fue mi profesora de Latín. En su momento no lo supe apreciar, pero sí es cierto que aprendí con ella mucho más que el lenguaje de los eternos -y que me vino muy bien, de paso, en la Universidad. Porque durante unos años estuve luego carteándome con ella, una vez ya jubilada y comida por una dura enfermedad. MªÁngeles nos decía con frecuencia que ella sabía mucho de nosotros, sus alumnos, con sólo mirarnos y conocer nuestras letras. Esa reflexión, supongo que fruto de más de treinta años a pie de aula, ha estado muy presente en los diez míos que llevo como profesora. Porque es cierto, claro, como ella nos decía: mis alumnos me dicen más de ellos con sus miradas, su no estar en clase más que de cuerpo presente o su desorden de cuadernos y cajoneras.
Pero mi profesora de Latín decía mucho otra cosa: que ya no se usaba el punto y coma ; . Se lamentaba ella de esta falta de uso, ya que consideraba que nuestros pensamientos, al ponerse por escrito, perdían calidad, rapidez y unidad. Claro que ella no vivía en el mundo telemático; supongo que ahora hubiera rectificado algo su opinión...
En estos días de silencio obligado en el que mi voz empieza tímidamente a aparecer, me he dado cuenta de que el punto y coma ; sí se usa. Las redes sociales están llenos de ellos. Un punto y coma es un ojo pícaro que anima el chat de mis alumnos o una broma encubierta. Un punto y coma es el comentario que te podría decir y me callo porque tú lo sabes, pero también es la empatía que siento contigo al otro lado de mi pantalla...
Yo, de todas formas, me quedé con la copla... Y me gusta el uso del punto y coma ; . Por mi profesora de Latín.
MªÁngeles fue mi profesora de Latín. En su momento no lo supe apreciar, pero sí es cierto que aprendí con ella mucho más que el lenguaje de los eternos -y que me vino muy bien, de paso, en la Universidad. Porque durante unos años estuve luego carteándome con ella, una vez ya jubilada y comida por una dura enfermedad. MªÁngeles nos decía con frecuencia que ella sabía mucho de nosotros, sus alumnos, con sólo mirarnos y conocer nuestras letras. Esa reflexión, supongo que fruto de más de treinta años a pie de aula, ha estado muy presente en los diez míos que llevo como profesora. Porque es cierto, claro, como ella nos decía: mis alumnos me dicen más de ellos con sus miradas, su no estar en clase más que de cuerpo presente o su desorden de cuadernos y cajoneras.
Pero mi profesora de Latín decía mucho otra cosa: que ya no se usaba el punto y coma ; . Se lamentaba ella de esta falta de uso, ya que consideraba que nuestros pensamientos, al ponerse por escrito, perdían calidad, rapidez y unidad. Claro que ella no vivía en el mundo telemático; supongo que ahora hubiera rectificado algo su opinión...
En estos días de silencio obligado en el que mi voz empieza tímidamente a aparecer, me he dado cuenta de que el punto y coma ; sí se usa. Las redes sociales están llenos de ellos. Un punto y coma es un ojo pícaro que anima el chat de mis alumnos o una broma encubierta. Un punto y coma es el comentario que te podría decir y me callo porque tú lo sabes, pero también es la empatía que siento contigo al otro lado de mi pantalla...
Yo, de todas formas, me quedé con la copla... Y me gusta el uso del punto y coma ; . Por mi profesora de Latín.
La verdad es que es un pobre incomprendido el punto y coma... aunque personalmente, me encanta utilizarlo
ResponderEliminar;)
Yo también lo uso. Es expresivo.
ResponderEliminarY, además, mi profesora tenía razón
:-)
Saludos.