sábado, 6 de febrero de 2010

Lluvia de agujas en mi garganta.

Llovía cuando salí el otro día -hace algunos, puede ser cualquiera. Cuando llueve y los que me rodean no tienen paraguas suben los hombros, fruncen el ceño, meten la barbilla y corren sin mover las rodillas, como si de esa manera pudiesen sortear las gotas o estas les pudieran eludir evocando no sé qué sortilegio...

Llovía y eran gotas agudas que se escurrían en los charcos; no los formaban, porque ya estaban allí, esperándolas. O tal vez era siempre la misma gota, multiplicada, única en realidad, saltando de uno a otro...

¿Llovía y quizá por eso hoy mi garganta es un acerico? Hacía tiempo que no me resfriaba...


2 comentarios:

  1. ¿Aun yendo con paraguas? Creo que te hace falta una buena bufanda...

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  2. ¡Huy, si tengo una enorme y cálida! Pero de la mojadura no me he librado, a pesar de...

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