miércoles, 14 de julio de 2010

Soy la única a la que no le gusta el fútbol.

No, no me gusta el fútbol. ¿Y qué? Es que soy así de rarita -ya lo dice mi madre con relativa frecuencia, obstinada en dinamitar mi autoestima con el primer arma que tenga a mano. No, no lloré al ver cómo la selección española de fútbol ganaba por primera vez el Mundial futbolero. No, tampoco me he enterado demasiado de lo de la periodista y el jugador de fútbol -habría que ver si se hablaría tanto de esto si fuera al revés. Lo lamento, pero no: no tengo la camiseta-de-España, ni he ido al fiestorro de principio de semana, ni he invitado a los amigos ni tengo la dichosa trompetita -que sí poseen los vecinos de abajo, enfrente a la derecha.

Sintiéndolo mucho, me he dedicado a lo mío de Mari veraniega. No me interesa el fútbol, ni el baloncesto ni el ciclismo; en general, más bien, he creído siempre con fe firme y ciega que los deportistas visten los colores, pero trabajan para ellos y su equipo, cumplen con su profesión, ganan su dinero y la gloria es para ellos. Como en el mundo clásico -donde, por cierto, el premio era una honrosa corona de laurel y una estatua en el circo: ni un dracma, oiga.

Aunque ayer leía que puede que tanta paraonia futbolera pueda venir bien para salir de la crisis... O es que la gente necesita, como decía Juvenal, un poco de pan y circo. Por aquello de animarse, vaya.


12 comentarios:

  1. Es pan y circo, eso está claro. Yo no suelo ver partidos a no ser que sean importantes, como la final del mundial o cuando el Barça gana la Champions.

    Pero estoy superfeliz de que la selección haya ganado el mundial.

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  2. Somos más. Los raritos son ellos. Los que berrean, bajo de mi casa, en las calles y en las terrazas de los bares. Los raritos son los que hacen sonar las bocinas de sus coches sin importarles el descanso de nadie. Ellos son los raros.

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  3. Kassiopea,

    me lo tomaré entonces como una práctica de Historia :-)

    Un abrazo.

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  4. Evaristo,

    los que tocan las bocinas hasta casi el amanecer delante de mi casa, entonces. O los hijos de los vecinos, llamando a las puertas según acaba el partido. Socorro...

    Un abrazo.

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  5. No, no eres la única je, je. Yo sólo lo veo cuando hay Mundial (cada 4 años ja, ja). Un abrazo

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  6. A mí tampoco me gusta el fútbol y aunque la euforia es contagiosa y parece que da orgullo ser español, tampoco entiendo los excesos de algunos...
    Estando de vacaciones tengo más tiempo de leerte, que siempre es un placer.
    saludos desde Cádiz, madre de niña pequeña.
    Fdo. madre de Samy y Eli

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  7. José R.,
    ¿y no será entonces la fiesta mayor y más exagerada? XD

    Saludos

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  8. Madre de Samy y Eli,
    entre celebración y celebración, date un bañito playero por mí.

    Lo del orgullo patrio... no debería ser sólo en momentos futboleros, digo.

    Besos.

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  9. El hincha tío de Rut15 de julio de 2010, 13:34

    Pues a mí sí me gusta.

    Debo ser uno de esos ¿millones? de raritos de este país como dice Evaristo. Y no berreo, no molesto al vecino ni soy un gorila de ninguna clase.
    Tengo carrera, profesión, soy lector, visito museos. Y sí, me emociono con el gol de Iniesta o con el único fenómeno en el mundo que une a todo el planeta.

    Con el único fenómeno que ha hecho que en este país salgamos a la calle a favor de algo o no en contra del de enfrente, que es lo que parece que gusta a la ciudadanía normal.

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  10. Hincha,
    los Beatles también unen al planeta.

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  11. Pues yo me quedo con el fútbol de los mundiales, con los Beatles, y con la Selección Suiza... ha!

    De todas maneras, también me parece excesivo el orgullo y las berrerías de algunos.
    Un besín :)

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  12. MiniSchoch,
    yo me quedo con los Beatles, el chocolate suizo y las fotos de sus puzzles. Si la fiesta es una excusa para cargarse la fuente del pueblo, pues no.

    Besos ;-)

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