jueves, 15 de abril de 2010

La raza de los líderes.

Cuando estoy con un grupo grande -como estoy estos días-, siempre hay unas personas que son diferentes. No falla: están de forma inevitable, tal vez hasta necesaria. Son los que pertenecen a la raza de los líderes. No me molestan ni me incomodan, pues realizan las labores a las que yo no llego.

Los de la raza de los líderes suelen ser, en general, de estatura alta. La Naturaleza les ha hecho así para que, de entrada, nos fijemos en ellos. Son aquellos que te saludarán los primeros, con la sonrisa en los labios, mirándote a los ojos, preguntando por tu familia, agradeciendo de forma no verbal que estés en esos momentos molestándote en gastar tu tiempo en su mismo espacio y, posiblemente, te harán algún gesto como el cogerte del brazo o tocarte el hombro.

El que pertenece a esta raza de líderes grupales observará atentamente la situación y analizará inmediatamente lo que le rodea y sabrá decir la palabra oportuna con el gesto más adecuado -tal vez aquella o aquel que a ti te hubiera gustado poseer en ese preciso momento. Habitualmente, además, en determinados contextos vendrá acompañado de una guitarra, instrumento social donde los haya y que permitirá, en algún momento, reafirmar su papel de líder.

Ocasionalmente, no lo olvidemos, el de la raza de los líderes intentará ceder algo de su tiempo y espacio a alguna de las personas que le rodea calladamente, pidiéndole que haga uso de unos minutos de su público mostrando la habilidad más característica que tenga; sólo unos pocos, por cierto, se darán cuenta a tiempo de que esa persona en concreto a la que le han hecho bailar, cantar o pasearse -por ejemplo- detesta esas situaciones y prefiere mantenerse en su tono gris habitual. Este rasgo de los líderes grupales no lo entiendo aún muy bien; tal vez es que se asombran aún de que no todos sean como ellos..., aunque con frecuencia lo leo como una breve y generosa donación de un poco de su espacio, en una especie de falsa modestia que llega a veces a revolverme por dentro...

Yo no soy de la raza de los líderes. Pero, de hecho, estoy muy agradecida a la Naturaleza por haberlos creado, porque me solucionan cosas cotidianas, como el no tener que ser el centro de atención o que, habitualmente, los que me rodean no se fijen demasiado en mí -lo que permite trabajar a mi ritmo, calladamente. Es muy importante tener a uno de estos en un grupo -mejor dos o tres-, porque te animan una fiesta, cantan y bailan sin problemas, conocen docenas de chistes o movilizan masas de un lugar a otro, facilitándome este trabajo que ya no tengo que hacer yo.

Yo no soy de la raza de los líderes, aunque una vez soñé con serlo. Y me lamenté de no tener estas habilidades sociales que tanto gustan y llaman la atención. Yo, más bien, soy de los otros, del montón, de los que hablan quedamente, de los de tono gris, de los silenciosos, pero observadores. Yo soy de los de la mano anónima que cala despacito... Por eso, ahora que me he tropezado con tantos, ya no me lamento como lo hacía en mi adolescencia: porque sé que necesito a los otros, a esos líderes, para que me dejen despejado el espacio... y poder yo realizar, tranquilamente, lo que es mío.



8 comentarios:

  1. Yo de pequeña soñaba con ser invisible.
    Al no conseguirlo, me escondo tras mascaras y pseudonimos.
    Y pensar que hay gente que se mata por hacerse visible!

    Feliz dia, madame

    Bisous

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  2. Yo también deseaba ser invisible a voluntad, madame. Ahora de vez en cuando me cubro de una capa gris mágica como la de Harry Potter...
    Feliz tarde.

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  3. Hubo alguien que dijo: "Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". Eso ya no se lleva. Ahora, la cosa ha derivado en : "Dadme una guitarra y la multitud se rendirá a mis pies".
    Qué pena no haber aprendido a tocar la guitarra cuando era pequeño. En su lugar, elegí mecanografía. Tonto de mí. Eso sí, ahora escribo muy rápido y sin mirar al teclado, pero eso no sirve en las fiestas.

    Saludos.

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  4. Así era el escritor canario Benito Pérez Galdós. Hablaba poco en las reuniones (tenía una voz aflautada). Fue diputado en el congreso creo que por un distrito de Puerto Rico y no intervino nunca. Pero observaba y observaba, y de ese mirar profundo e intenso salieron esos personajes increíbles que conforman su narrativa y que seguro que conoces. A veces figurar no significa densidad, o sí, vete a saber. El silencio es un arma también poderosa, tremendamente eficaz, y si no recuerda aquella película de Bette Davis, Eva al desnudo. Fíate de los que callan, y no corras...

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  5. Creo que, dentro de ese especímen se podría incluir el de "líder autista y/o bipolar".Podría ser objeto de una próxima entrada.
    Saludos cordiales

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  6. Perikiyo,
    yo aprendí a tocar el piano... Poco social también porque no cabe en los autobuses (lugar donde estos líderes despliegan todo su poder...)

    Saludos.

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  7. Joselu,
    don Benito es uno de mis autores de cabecera.
    O el silencio de Rebeca, que ni sale en su película.

    Un abrazo.

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  8. Blogdelosmudos,
    anoto la propuesta..., pero no sé ahora, así de repente, si he tenido alguno de estos líderes delante... Tal vez podrías señalarme alguna experiencia.

    Un saludo.

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