Empezaba el día con olor de tostadas con mantequilla y mermelada -de fresa, claro, que si no la tostada no es lo que es... No te planteas la dificultad de la mantequilla hasta que te enfrentas a ella con cuchillo al ristre, la susodicha está fría, no se extiende bien: la tostada va perdiendo su esencia... La mantequilla ya no se derretirá convenientemente, como le corresponde a una tostada de buena categoría...
Hoy caía en la cuenta de que los milagros, los buenos, los de verdad, existen. Yo los he visto. Vi a mi amiga Carmen diciéndole a aquella chica que se levantara y andara, que ella era mucho más y merecía ser mujer... Veo cada día pequeños milagros: merece la pena que andes, que veas, que te levantes, que tires de tí mismo, que saques de tu pequeño corazón aquello que te hace grande, mayor, mejor persona, mejor adolescente, mejor niño... Levanta, camina, no te duermas...
Pues para no haberte comido una tostada "como Dios manda", te veo con bastante ánimo y energía.
ResponderEliminarMe alegro.
Pues ojala no se hayan agotado esos milagros y todos tengamos nuestro pedacito algun dia, madame.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Perikiyo,
ResponderEliminarhoy acaba mi semana de trabajo y reflexión en Valladolid. Muchas tostadas (hoy tampoco fue con mantequilla convenientemente derretida), pero sí regreso con buen ánimo y mejores pilas.
Feliz día.
Madame,
ResponderEliminarlo mismo deseo. O, al menos, tener los ojos abiertos para enterarme de ellos.
Feliz día.