Pese a quien le pese, este trimestre está acabando; la evaluación cierra sus puertas con mayor o menor éxito: mal éxito para los profesores, que observamos día a día cómo el sistema educativo da pena, buen éxito para los alumnos, víctimas del mismo sistema educativo que les permite aprobar sin trabajar, gastar el día en las aulas sin interés por aprender o pasar curso a curso porque hay que adaptar los contenidos a su capacidad -por eso da lo mismo saber leer, escribir o comprender un texto: todo vale y, por si acaso, que aprueben...
El trimestre acaba y a lo largo de estos dos días mi correo electrónico se ha visto casi colapsado por trabajos de última hora de alumnos -casi todos de 3ºESO- y alguna que otra súplica. Ha habido suerte porque de momento no he recibido amenazas -las últimas fueron hace dos cursos, lidiadas luego a golpe de teléfono con la madre del alumno en cuestión.
Lo de última hora es norma frecuente entre mis alumnos -no sé si se envían eventos vía Tuenti para ponerse de acuerdo-, pero lo que me llama la atención es que, aunque les recuerde que los profesores no tenemos por qué trabajar sábado o domingo, que eso va por voluntades, alguno -y alguna, no se vaya a molestar nuestra utilísima ministra de Igualdad- insiste a estas horas en mandarme tareas pedidas hace dos meses.
Pero, claro, qué más da. Lo importante es aprobar sea como sea. Lo de menos es cómo, lo que se ha aprendido o lo que se ha crecido -o no- como persona a lo largo del curso. Lo de menos es si al alumno se le ha querido enseñar hábitos de orden, disciplina o cierta autoexigencia. Lo importante es aprobar. Maquiavélico, principesco. Porque siento que, a veces, el suspenso de un alumno es como decirle a sus padres que son ellos los suspendidos. Craso error: es él, señora, señor, el que no trabaja y al que le han consentido.
Pese a quien le pese, se acaba el trimestre. Fin de esta segunda evaluación. Bien merecido descanso, compañeros profesores.
Lo de última hora es norma frecuente entre mis alumnos -no sé si se envían eventos vía Tuenti para ponerse de acuerdo-, pero lo que me llama la atención es que, aunque les recuerde que los profesores no tenemos por qué trabajar sábado o domingo, que eso va por voluntades, alguno -y alguna, no se vaya a molestar nuestra utilísima ministra de Igualdad- insiste a estas horas en mandarme tareas pedidas hace dos meses.
Pero, claro, qué más da. Lo importante es aprobar sea como sea. Lo de menos es cómo, lo que se ha aprendido o lo que se ha crecido -o no- como persona a lo largo del curso. Lo de menos es si al alumno se le ha querido enseñar hábitos de orden, disciplina o cierta autoexigencia. Lo importante es aprobar. Maquiavélico, principesco. Porque siento que, a veces, el suspenso de un alumno es como decirle a sus padres que son ellos los suspendidos. Craso error: es él, señora, señor, el que no trabaja y al que le han consentido.
Pese a quien le pese, se acaba el trimestre. Fin de esta segunda evaluación. Bien merecido descanso, compañeros profesores.
Madame, ya puede usted relajarse por unos dias, aunque pronto comenzara de nuevo el ajetreo. Aprovechelo bien.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Qué cambiadito está el blog desde la última vez que lo visité. Nuevo diseño, nuevo mensaje de advertencia para los que hacemos comentarios, nuevos seguidores... pero la esencia, el espíritu, la materia gris derramada en las entradas, lo que tanto me ha gustado siempre de este blog, sigue intacto. Me alegro.
ResponderEliminarAún no he publicado nada, pero ya estoy otra vez por estos lares.
Nos iremos leyendo.
Disfruta del descanso que se avecina. Ya es primavera en los colegios. No se iba a quedar la exclusiva el corte inglés. Faltaría más.
Un abrazo.
Madame,
ResponderEliminarpese a quien le pese, ya estoy contando los días que me faltan para descansar.
Feliz tarde de lunes.
Perikiyo,
ResponderEliminartengo ya ganas de leer tus nuevas entradas. Espero que tu nuevo proyecto vaya fenomenal.
¡Gracias por volver a la red!
Un abrazo.
Sólo una palabra "¡Ánimo!"
ResponderEliminarGracias, Alfredo... ¡Igual para tí!
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