lunes, 12 de diciembre de 2011

El juego del tesoro.

Una de las cosas que más me molesta es que me cambien de sitio las cosas en el supermercado. Es como ir a la casa de toda la vida, la de tus padres o la de tus abuelos, y descubrir que la foto aquella ya no está en la tercera estantería de la derecha, que alguien decidió pintar el cuarto azul en blanco sin consultarte a ti antes -que para eso era el tuyo hasta que te fuiste- o poner una cadena de televisión en la que ya no está tu serie favorita.

Por eso esta tarde mi desconcierto al ver las bolsas de patatas enfrente de las latas de atún se volvía en enfado progresivo a medida que avanzaba entre los pasillos. ¿Qué lógica es que la permite colocar el pan de molde en diagonal directa con los refrescos azucarados o deja que una mano invisible esconda el papel de aluminio junto a estanterías repletas de comida para perros? ¿Dónde se ha visto que el agua mineral se muestre ahora impoluta enfrente de los yogures, cuando de toda la vida estaba junto a latas de refrescos y botellas de vino?

Ah, nononono, es que así yo no puedo. Si en el supermercado de emergencia de la cuesta de mi casa ahora juegan conmigo al despiste, no sé dónde vamos a parar. No puedo estar diez minutos buscando la sal que las madres que preparan esta semana el Bar Solidario en mi colegio me pedían como agua de mayo para adecentar las pancetas de los bocadillos. Ni mucho menos tener al final que recurrir a una amable señorita para que me indique con paso ágil, pero cansino, dónde se han guardado estas semanas las dichosas servilletas de papel. Acabáramos.

Y encima, no llevaba bolsita de esta de repuesto en la mochila...

8 comentarios:

  1. Cada cierto tiempo, hacen eso en todos los supermercados. Es para volverse loca, lo que iba a ser una compra rápida acaba siendo una pesadilla de dos horas.

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  2. Bien traída la metáfora de la compra como la búsqueda del tesoro, Negre. Son nuestras pequeñas "aventuras" cotidianas.

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  3. Nosotras no le vemos sentido a la colocacion de los productos, pero probablemente, algún fin tendra. Puro marketing, supongo. Duro trabajo el de los señoritos y señoritas que le dan al coco para llegar a la conclusión de que se vendera más el atún estando cerca de las patatas y viceversa.

    Un saludo, Laura.

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  4. Es verdad, no hay derecho. ¿Qué es eso de hacernos emplear el doble o más de tiempo en encontrar las mercancias? ¡Hombre, xd!

    Yo ya me sé la topografía del Lidl y podría encontrar las cosas con los ojos cerrados. Por eso, cuando Pepa me dice que compre naranjas de zumo ¡pero! en el Simply, Mercadona, Guisona, El árbol, mercado, Carrefour, Eroski (que todas caen cerca de casa)... me niego.

    José Luis

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  5. Así es, Kassiopea. Iba a para diez minutos como máximo y aquello se me hizo eterno...

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  6. Cierto, Pepe. Pero una jugarreta. Yo creo que el pescadero, que me vio una y otra vez dando vueltas por los pasillos debía de estar riéndose de mí...

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  7. Yo a este sitio, José Luis, sólo voy en caso de extrema urgencia, y así me pasa: que no encuentro nunca nada. Estuve por irme al súper de siempre...

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  8. Imagino, Laura, que tendrá alguna lógica, pero, ¿y el libro de instrucciones? ¿Qué sentido tienen las patatas enfrente de los macarrones?

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