miércoles, 8 de junio de 2011

¿Quién inventó los exámenes orales?

Llego cansada, con el día marcado en mi hoja del calendario como uno más que va pasando, lento, despacio; camino hacia el final de este trimestre. Tengo examen mañana, oral, y me pregunto quién se los inventó, qué alma caprichosa decidió que debía primar la comodidad del profesor antes que la profesionalidad, la crítica o la investigación. Decido olvidarme. Compré un kilo de cerezas hoy en el mercado, para premiarme por mi poca gana de enfrentarme a la cara de mi profesor -y no derramar sobre él mi enojo, su falta de trabajo, su escaso interés por enseñar.

Me voy a la ducha, nocturna, abro el grifo despacio, con tiempo, hasta el final: agua muy caliente para no recordar que hoy ya no puedo más, el chorro casi hirviendo directo sobre las cervicales, riachuelos de vaho corriendo por el cristal de la ventana y humo desde mis hombros. No quiero salir, no quiero ver mis apuntes, no quiero saber que se me acumula otra vez trabajo ya atrasado del colegio. Él estará haciendo la cena ahora, tal vez, para dejarme así a mí unos minutos más enfrentada a mis esquemas, resúmenes, pinturas de colores marcando títulos y conceptos a recordar, ideando listas y dibujos como reglas mnemotécnicas. Me abrasa el agua en los hombros, la espalda, el punto de agudo dolor punzante de la espalda y pongo mi mente en blanco-yoga. No sé quién inventó los exámenes orales.

8 comentarios:

  1. Se que no es fácil,pero como persona ya veterana en este tipo de exámenes puedo decir que son la mejor manera de estudiar y aprender.Un exámen oral ayuda a saber lo que dices y al no estudiar por qué si sin tan siquiera saber lo que estas diciendo,como esos alumnos que "vomitan" lo memorizado en la hoja del exámen.Aún recuerdo mi primer exámen oral,esta nerviosa y temblaba cual hoja caduca en un día de otoño con viento.
    Mucha suerte con el exámen Negre.

    Un saludo desde Benidorm

    Lucía Santos

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  2. Gracias por tus ánimos, Lucía.
    Realmente, lo que me molesta es el profesor en sí, porque me consta que hace este tipo de exámenes no para comprobar si se ha estudiado sin más, sino por pereza y falta de profesionalidad, por su propia comodidad. Sus clases no han estado preparadas, no ha estado nada receptivo ni cercano... Por lo demás, prefiero la sustitución de exámenes, a estos niveles, por trabajos de investigación. Se aprende mucho más.

    Un saludo.

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  3. Yo no aguanto el agua muy caliente en la ducha. Prefiero que esté casi fría. Así me reactiva y me tonifica. Así, durante unos minutos al menos, mi cuerpo se queda con la sensación de no estar cansado.

    Muchas suerte.

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  4. Ánimo, Negre. Ya queda menos para el tiempo abierto y libre. Al menos las cerezas y la ducha no te las quita nadie.

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  5. Perikiyo,

    yo no aguanto esas duchas frías..., prefiero los hilos de vaho para entonarme y empezar el día.

    Gracias por los ánimos. Me salió bien el examen.

    Un abrazo.

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  6. Pepe,
    cierto: se anuncia ya por el horizonte días más tranquilos.

    Las cerezas ya llegaron a mi mesa esta semana. No pude resistirlo.

    Un saludo.

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  7. A mí siempre me han parecido espantosos también, madame, y encima no se me da bien eso del yoga.

    Le decía en mi blog, madame, que me gustaría que se quedara con el arbol genealógico y con el premio que le dejaba en mi anterior entrada :)

    Buenas noches

    Bisous

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  8. Madame, muchas gracias por su premio. Reservaba su presentación para el día de hoy.

    Feliz mañana.

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