viernes, 4 de febrero de 2011

Trauma adolescente.

Autobús hacia casa. Diez de la noche.

-Pues mi Jaime tiene ya diecisiete años -le dice la señora que tengo detrás a su acompañante.

- Y qué, ¿ya acabó Secundaria? -le pregunta la otra. Me acomodo en el asiento: el tema promete por lo cotidiano, tiene su punto de interés por aquello de ser pan diario.

- ¡Huy, no! Si yo ya sabía que no le gustaba lo de estudiar y too, ya -explica la otra-. Cuando cumplió dieciséis dijo que ya no iba a estudiar, y claro... Si es que a mi Jaime no le van las letras estas -puntualiza.

-Estará trabajando entonces... -inicia su amiga. Sonrío. ¿Trabajar siendo joven? El 40% de nuestros jóvenes están en paro actualmente, señora.- Mi chica es que está con el Bachillerato -le restriega a la primera.

- No, no, ¡qué va! de eso. Está con un curso del Inem, porque no aprobó la prueba de acceso a los módulos esos de FP - explica tristemente la madre de su Jaime. Pongo los ojos en blanco mientras sigo la trayectoria del púber: suspendiendo, repitiendo seguramente y encima, sin las nociones básicas de la prueba: leer, entender un texto, resumir, algunas sencillas operaciones matemáticas-. Está muy contento, porque no tiene que ir a clase y le dan todos los meses 180 euros, para sus gastos -Controlo mis músculos, preparados ya para programar una cara de estupor ante la noticia.

- Está muy bien eso, así tiene para sus gastos -le anima la amiga.

- Pues sí, para sus fines de semana -remarca la feliz madre-. No les hubiera costado nada a sus profesores aprobar al Jaime. Yo es que creo que se traumó con eso, claro, y por eso no quiso estudiar.

Claro.

Si es que es evidente.

8 comentarios:

  1. sí, sí, ya me estoy imaginando yo a su jaima súper traumatizado por eso.

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  2. Ni-ni total el Jaime. Claro, si le van dando para el botellón para qué va a buscar trabajo.

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  3. Vamos, que Jaime se encuentra en casa de sus padres, donde se lo hacen todo, tiene de todo y no necesita el menor esfuerzo para conseguir algo, por lo que no valora las cosas de las que dispone. Encima, si no le gusta estudiar ni "las letras esas", es porque se "traumó", por culpa de que los profesores no le aprobaron.
    Para colmo, le dan dinerillo para sus gastos.
    ¿No podrían hacer exámenes a los padres?


    Anda que...

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  4. Queridos amigos,
    no perdáis en el horizonte la edad de su Jaime... El problema, al final, es para la familia.

    Cosas de nuestro sistema (des)educativo.

    Un saludo a todos.

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  5. Aquí les están pagando a las familias de bajos recursos por cada niño que tienen en la escuela o el liceo; no sorprendentemente, eso ha disminuído un poco la deserción escolar. Claro, qué hacen en la escuela o el liceo mientras se mantienen ahí, es otro tema. Pero muchos lo aprovechan.

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  6. Pobre Jaime. Pobre madre. Pobre sistema educativo. Pobre sociedad.

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  7. Ana Laura, supongo que lo que nos comentas es una forma de evitar también que esos niños trabajen cuando deberían estar en un colegio. Si logra frenar aunque sea un poco el abandono escolar, bienvenido sea.

    Un saludo.

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  8. Pepe,
    pobres de nosotros. Lo pagaremos caro. Tengo curiosidad por ver a esta generación en edad de ¿trabajar? Igual entonces alguna de nuestras "sesudas" señorías se da cuenta de que lo importante ha sido olvidado...

    Un saludo.

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