martes, 18 de enero de 2011

Estoy quemada.

Sí, mi trabajo me quema. Mi trabajo se está convirtiendo a marchas forzadas en una labor de papeleos, explicaciones y justificaciones, en un espacio donde estar a la defensiva porque si mandas deberes a los alumnos, malo -eres el duro del colegio: "he suspendido seis, y Sociales"-; si no les mandas trabajo, peor -menudo vago, vaya profesional... Si llamas a la familia para avisar de que su retoño lleva tres meses sin el cuaderno, eres un pesado, pero si no llamas, no te preocupas por mi niño.

Sí, estoy quemada. Estoy cansada de tener que explicar a las familias que los adolescentes no pueden tener de todo y usarlo mal, que les hacen falta normas y límites, que deben ganarse las cosas y no lograr todo a lo fácil. Me quema, me cansa, me consume, descubrir que la mayoría de los alumnos no son torpes, sino vagos. Señora, señor: v-a-g-o-s, con todas sus letras -sus consonantes, sus vocales, su palabra llana sin tilde porque acaba en -s... La mayor parte del alumnado no necesita clases de apoyos, hora de refuerzo, profesor de Compensatoria, terapia psicológica escolar y tutoría de valores. Son holgazanes, perezosos, ligeros, indefinidos, imprecisos. No leen, no trabajan a diario, viven en el Tuenti, no les interesa su alrededor...

No es que esté quemada: estoy achicharrada. Porque en mi colegio habremos ganado en organización y calidad, como esta mañana me recordaba una compañera. Tal vez. Puede ser. Pero hemos ganado en burocracia y hemos perdido lo que nos llamaba -o lo que me llamaba- a este trabajo: la relación personal, la cercanía, el gusto por hacer las cosas.

La vocación, vamos.

8 comentarios:

  1. Me ha encantado tu blog... ¡Tus blogs! Me he dado un paseo refrescante por todos ellos. No los dejes. Gracias.
    Y ya sabes que es inútil quemarse: siempre renacemos de las cenizas, como el principio de cada trimestre renace de las cenizas del trimestre anterior.
    Un abrazo.

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  2. Gracias, Pepe. Bienvenido.

    Muy interesante eso tuyo de la ecología de la mirada...

    Un saludo.

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  3. Supongo que es muy difícil formar a personas, cuando la materia prima no es buena.

    Es como si Miguel Ángel tuviese que esculpir un David de plastilina.

    En fin, qué te puedo decir. Arriba ese ánimo, mujer.

    Un abrazo.

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  4. ¡Ay, Perikiyo! Pero a Miguel Ángel le reconocen como un inmortal... Me ha gustado la comparación... Cierto, la materia prima cada vez está más devaluada...

    Un abrazo.

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  5. Es curiosa tu forma de ver las cosas. Curiosa y triste, a la par.

    Estoy a punto de terminar una larga licenciatura, y tengo sobre mis espaldas la experiencia de cientos de profesores que han pensado como tú, que les quema su trabajo... Afortunadamente, esos profesores jamás me han aportado nada, los he visto pasar, los he sufrido durante "x" tiempo, y los he olvidado.

    A los que le gusta su trabajo y se motivan cada día con la labor que realizan, por dura o incómoda que pueda llegar a ser, son a los que se les recuerda, los que pasados los años sigues pensando que te aportaron algo en tu larga formación, y que además se les tiene cariño.

    No serás ni la primera ni la última a la que le que queme su trabajo, pero sinceramente me apena leer este tipo de reflexiones.

    Un fuerte abrazo.

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  6. Me identifico contigo en mucho de lo que dices, yo muchas veces tengo la misma sensación de total frustración.

    Sabes, no me pasa tanto desde que trabajo atendiendo la biblioteca del liceo. Allí el porcentaje de chicos que quieren estudiar se invierte totalmente, son la mayoría, y disfruto ayudándolos a buscar material, hacer tareas o solo conversar. Es una relación totalmente diferente a la que tengo con ellos dentro de la clase. Y como tengo tantas horas de biblioteca como de clase, como que compenso.

    Un saludo grande, y mucha fuerza!

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  7. Anónimo,
    a veces vuelven antiguos alumnos que te recuerdan y sabes que, de una manera u otra, has formado parte de su cadena. En el blog he hablado muchas veces de algunos de ellos: Elia, Roberto,...

    Pero hay otras veces en las que, sobre todo la administración y la pasividad de las familias, hacen que te cuestiones si no estás perdiendo el tiempo.

    Yo también ha acabado una larga licenciatura, otra de tiempo medio y ahora estoy terminando una más. Y sólo recuerdo a unos poquitos profesores: los que eran coherentes y me mostraron esfuerzo y dedicación a su trabajo. Y eso nadie me puede negar que no lo haga en mi trabajo.

    Un saludo.

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  8. Ana Laura,
    no descarto a veces como alternativa trabajar en una biblioteca... Qué gusto estar entre libros constantemente, silenciosos, agradecidos, disciplinados...

    Un saludo.

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