miércoles, 19 de septiembre de 2012

Hoy estoy de estreno.

Tengo una mesa nueva en el despacho. Y no, no tenía problemas de compartir con mi amiga y compañera Maricarmen, que con ella me entiendo y hasta nos cedemos una a la otra clips, bolígrafos y tijeras, si se tercia (que esto es también material de profesores).

Tengo mesa nueva seguramente porque el despacho es amplio, vamos, que es una clase reutilizada, nueva y con corcho en la pared sin estrenar, que todavía no tiene alumnos dentro, pero que será ocupada por ellos el curso que viene. Y me gusta tener mesa nueva, porque me expando, dejo los papeles, ¡qué gusto: se quedan ahí, pendientes en la esquina, postit puestos para no olvidar, y allí siguen, esperándome, sin haberse resuelto, a la mañana siguiente! He dejado en el otro lado la cajita con los caramelos, para las visitas esas que dan sentido a esto de dar clase, alumnos que a lo largo del curso entran y salen por la puerta, llorando, riendo, hola, profe, venía a saludarte; y en el otro lado las bandejas de pendientes, amarillas, desordenadas por más que intento retenerlas en su caos.

Mi mesa nueva tiene tres cajones hondos en la derecha, que aún no están ocupados más que por unos bolígrafos y un par de cuadernos para recados. No sé si podré contenerme y no llenarlos de pinturas, reglas y folios de colores, puestos al tuntún porque no se ve lo que hay dentro... He mantenido la silla, negra, de amplio respaldo, reutilizada de algún otro despacho y de la primera o segunda mudanza. A Maricarmen no le gusta: no le es cómoda y ella prefiere las azules, más nuevas y de asiento bajo. Claro que esto tiene sus ventajas, porque así no discutimos, y el bote común de tijeras, reciclado de un antiguo regalo de bombones que me hizo Él hace años, se ha quedado entre medias de las dos mesas, en la tierra de nadie que es la frontera entre su mesa ocre de límites curvos y las esquinas del rectángulo marrón oscuro de mi nuevo espacio.

Volveré esta tarde. Allí se habrá quedado -¡qué gusto!- la hoja que debería haber fotocopiado por la mañana y que se quedó pendiente. Y mi archivador azul, claro.
 
 

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