lunes, 25 de marzo de 2013

Té ordenado o cualquier cosa.


Yo sé que el orden exterior me ayuda. Vamos, que es como un recordatorio de que las cosas bien hechas van despacio, pero hay que hacerlas; quizá por eso a veces paro la clase y al alumno del fondo, a la izquierda, le digo:

- Hoy tu clase de Sociales es ordenar la cajonera de tu mesa, que es un atentado visual de cómo la tienes.

Mi orden exterior es poner la mesa incluso para comer uno solo, que las cosas bien hechas, bien parecen, y recoger el lavaplatos por la noche y dejar la cocina casi inmaculada, porque sé a ciencia cierta que no es lo  mismo levantarse al día siguiente y prepararse un colacao con leche y galletas viendo que sólo tu taza es lo que está por ensuciar que sentir que la encimera se te echa encima, la pobre, del peso de platos y vasos sin recoger...

Quizá por eso ayer, hoy, decidí prepararme yo sola el té, aunque Él no esté ahora aquí, que siempre me lo prepara con esmero, con calculado cuidado, más bien: taza de las mías, la cuchara, ¿con leche o con agua, Negre?, dos cucharadas de azúcar, un platito y, si acaso, una galleta, aunque luego tenga que discutir con el endocrino. Y me pongo el reloj del móvil puntualmente cada hora, para ordenar mi tiempo y que pueda hacer todo: preparar las cosas del colegio, aunque estemos de vacaciones -que luego no me da tiempo-, estudiar, volver a estudiar, leer un rato, y hasta tomar un té, normalito, con leche algo más que templada, con la manta en las rodillas aunque la calefacción esté puesta y mirando de reojo el reloj del salón porque a en punto me pongo a estudiar...

  

2 comentarios:

  1. Con el tiempo aprenderás a no usar casi los relojes; con los años el tiempo es cada vez menos externo, más propio... pero hasta que llegue entonces, el tiempo bien "ordenado" da más de sí; haces muy bien, Negre.

    José Luis

    PD. Sabrás, creo, que nuestro "Medioambiente Simbólico" se ha hecho ahora página web y aunque sigue saliendo el blog como primer resultado de la búsqueda está éste un poco amodorrao, laxo, con poca vida. Espero que en el nuevo formato aparezcáis pronto los enlazados de toda la vida. Me resulta más cómodo seguirte desde ahí. Besos, Negre.

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  2. Hay que guardar el orden exterior para mantener el interior, José Luis; o, al menos, a mí me ayuda. Que conste que esta idea no es mía, sino fruto de la reflexión y de las buenas palabras de unos amigos jesuitas.

    Ya he visto los cambios hechos por nuestros amigo online Pepe. No tengo claro cuál va a ser el formato definitivo todavía que vaya a elegir.

    Un abrazo.

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