martes, 9 de agosto de 2011

Con peces entre las hojas.

No, no es del mar, sino el viento entre las ramas. Pero lo parece, ¿cierto?

Atiende.

¿Notas cómo llega despeinando? Las hojas chapotean entre sí, se alargan unas contra otras.

Viene de lejos, de allá. Revola entre ellas, suave al principio, las mezcla, ¡las sacude! Crece en ímpetu y explota en el choque.

Atiende ahora.

Se aleja: ha explotado, ¿no lo notas? Y parecía una ola en verde y azul. Creo que hasta podría haber brillado.

Los Antiguos hubieran sabido leer entre el baile de ramas las voces de los dioses...

Atiende.

Hoy no cierres la ventana: déjala bien abierta, no sea que venga el viento con espuma.

5 comentarios:

  1. ¡Negre!

    Andas con el alma inflamada, ¡sin duda!... envidia me das.
    Y si hoy entra airosa espuma por tus ventanas, mañana ... ¿qué no entrará?

    Decir que has escrito una preciosa pieza de prosa poética... se me queda muy corto. Veo, más bien, palabras místicas, tal vez las de una metafísica conquistada parcialmente.

    Un saludo

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  2. Huy, José Luis, pues será inspiración del sitio donde estoy hoy (tranquilidad, silencio). No hay mucho más alrededor que calma y escuchar...

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  3. ¡Esos son los sitios buenos! ... más envidia.

    Esperando estoy que me toque a mí salir de esta ciudad que, aunque encantadora y muy querida, necesito perder de vista una o dos semanas. En Septiembre será.

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  4. ¡Qué bonito!
    Tienes un don, no hay duda.

    Un abrazo.

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  5. Gracias, Perikiyo; tú, que me ves con los buenos ojos de tu pantalla... José Luis, lo malo es que esta inspiradora tranquilidad se me acaba ya... La ciudad me espera mañana...

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