Alguien es una persona importante y cotidiana, incorpórea, próxima, habitual.
Alguien habla de mí en el trabajo, pero Alguien me lo cuenta en un paseo informal para que yo sepa a qué atenerme con Alguien. Alguien, después, llegará a mi portal y buscará mi nombre en el buzón, dejando allí los sobres blancos y verdes que Alguien se preocupó de llenar de recibos no bien deseados. Alguien escribe los libros de recetas que Él no necesita leer cuando se afana en la cocina.
Alguien habla de mí en el trabajo, pero Alguien me lo cuenta en un paseo informal para que yo sepa a qué atenerme con Alguien. Alguien, después, llegará a mi portal y buscará mi nombre en el buzón, dejando allí los sobres blancos y verdes que Alguien se preocupó de llenar de recibos no bien deseados. Alguien escribe los libros de recetas que Él no necesita leer cuando se afana en la cocina.
Alguien, silenciosamente, descubrió la combinación neperiana de mi contraseña en la red, mostrando su presencia invisible en forma de correos electrónicos no deseados. La carpeta amarilla a rebosar, mientras que Alguien me encuentra en las redes sociales, tras sugerir -por recomendación de Alguien- que tal vez quisiera ser amiga de tres usuarios.
Alguien está cerca de mí y Alguien me envía un mensaje a mi teléfono, que tintinea alegremente sobre la mesa, adivinando yo quién es. Alguien contesta a mi llamada de comida rápida y vendrá, Alguien, con el reparto de mi compra mensual de leche, yogures y galletas, puntualmente en los primeros días de la semana. Alguien, además, me reconocerá en el rostro ligeramente ovalado de Niña Pequeña y comentará que sus ojos castaños son similares a los míos, herencia de Alguien anterior a mí.
Mi vecino es Alguien no bien conocido por mí, pero sé que su nombre aparece en el visor, también, de su buzón. Alguien se marchó del piso de abajo, Alguien -delgado, joven- volvió para vivir de alquiler allí. Alguien es el padre y madre del bebé de la esquina que no llora por la noche, mientras que Alguien, tal vez, estará pensando en mí en este momento...
Mi vecino es Alguien no bien conocido por mí, pero sé que su nombre aparece en el visor, también, de su buzón. Alguien se marchó del piso de abajo, Alguien -delgado, joven- volvió para vivir de alquiler allí. Alguien es el padre y madre del bebé de la esquina que no llora por la noche, mientras que Alguien, tal vez, estará pensando en mí en este momento...
Me ha encantado esta entrada. Literatura pura. Parece que, en general, el "alguien" más conocido es nuestro más inmediato prójimo, pero es verdad que con la expansión virtual de nuestra existencia, también sabemos –aunque no los conozcamos–, que hay muchos otros alguien "interesados" en nosotros. Supongo que para bien y para mal. Pero atendiendo al título, transcribo aquí la existencia de un "Alguien" universal creado por la pluma de J.L.Borges.
ResponderEliminarALGUIEN
Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el abur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no deba de mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.
¡Muchas gracias por tu comentario y el regalo del poema de un gran maestro!
ResponderEliminarCreo que Alguien forma parte del anonimato en el que estamos inmersos...
Un saludo.
¡Perdón! En un poema es imperdonable errar un verso.
ResponderEliminarDebí escribir:
"Sabe que no debe mirarla de cerca".
Creo lo mismo: el mundo es Alguien anónimo.
Por lo pronto, alguien te está leyendo ahora, y le gustó mucho esta entrada. Estamos rodeados de esos alguienes tan importantes.
ResponderEliminarUn saludo grande, es bueno estar de vuelta. :)
José Luis, gracias. Yo no me di cuenta. Como los buenos pianistas -mi abuelo lo era-, el artista debe continuar con elegancia.
ResponderEliminarAna Laura, me alegro de que ya estés por aquí. Qué bueno saber de alguien...
ResponderEliminarPreciosa entrada.
ResponderEliminarInfluencia inconsciente, tal vez, Alguien (¡) del libro 1984...
ResponderEliminarUn saludo.