Dedicado en este día internacional a las mujeres invisibles, a las que no salen en la televisión, ni en los periódicos, ni en la Red (ni en los libros de Historia, que parece que sólo hubo hombres antes de nosotras). A las que sobreviven con sus hijos solas en ciudades y pueblos dejados. A las que, queriendo estudiar, no pueden porque las casan, las venden o las discriminan. A mi amiga, a la que una vez la despidieron porque quería ser madre; a mi otra amiga, que está renunciando a trabajar para poder estar con calidad con sus hijos. A mi ahijada, a la directora de mi colegio, a mis compañeras, a mis chicas de los grupos de Confirmación, a mis alumnas (para que aprovechen y estudien), a Maruja, mi vecina, a las madres de mis alumnos, a las que forman parte del grupo de Madres Solidarias de mi trabajo (a ver qué haríamos sin ellas), a las del proyecto de Kenia de este año, a las que estudian conmigo por las tardes, a las del corrillo de la puerta de cuando salen los alumnos... A tí, si me lees y eres mujer, porque nuestro esfuerzo es el doble y tenemos derecho a defender y rescatar del olvido a las que no tienen voz.
He dicho.
Vaya por todas vosotras. Aqui en Italia, es costumbre regalar hoy un ramillete de mimosas y Roma esta hoy amarilla.
ResponderEliminarUn abrazo
No me tocaría, pero... me uno a tu dedicatoria.
ResponderEliminarTodas esas mujeres mueven el mundo.
José Luis
También dedicado a las mujeres de tu casa.
EliminarUn saludo.
Pepe, he leído hoy esa costumbre en un periódico. Bonita iniciativa.
ResponderEliminarFeliz tú, que estás allá.
Un saludo.
Espero que haya tenido un feliz día de la mujer también usted, madame, ahora ya a punto de terminar.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous