Posiblemente no te hubiera reconocido si nos hubiéramos cruzado en otras circunstancias, y hubieras seguido una persona anónima para mí. Igual de morena, idéntica tu sonrisa, pero anónima y desconocida: un rostro más en medio de la calle sin los recuerdos adolescentes que tu presencia ha provocado. Me quedo hoy con tu sorpresa...
- ¿Hola? ¡Hola!
- ¿Hum?
- ¡Soy Negre!
Veintitrés años después de habernos visto por última vez...
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