Devuélveme mi espacio. No puedes quedarte con él así, sin más, como si no pasara nada; tiempo has tenido estos últimos siete años para, al menos, ir apropiándote de él poco a poco, como si no se notase. Me fuerzas ahora a adaptarme más o menos, rechinando a veces las esquinas, en las que me dejo la piel y mi pintura.
Querido vecino: no se empeñe en mover la columna que separa nuestras dos plazas de aparcamiento. He captado su estrategia. Sé lo que pretende. Y puede que la próxima vez no sea mi guardabarros el que resulte arañado... No le digo más.
Pero lo dices todo... a ver si surte efecto.
ResponderEliminarSi te consuela te diré que yo, que he conducido casi todos los días desde mis 18 hasta mis 61 años, sigo arañando mi pintura ¡cáchislá! sin que mis vecinos de plaza en el garaje colaboren en ello. Yo solito.
José Luis
Y lo que me ha dolido esos leves arañazos en el guardabarros...
ResponderEliminar