Realmente, ha sido lesionada por otro; ¿y por qué no usaremos tanto la pasiva en castellano? Porque así ha sido: pasivamente, por casualidad, cuando no debía de estar ahí y su dedo tenía que haber ocupado su posición habitual, recogido en la mano, y quizá debió haber previsto el ataque del pie de su compañero de clase -mucho más fuerte, mucho más impulsivo, mucho menos atento-, fuera de la trayectoria del balón y sí más cerca de lo debido de una de sus falanges.
Esta noche su venda luce blanca, pero esta mañana era un cuadro de corazones rosas y azules y líneas verdes. Le duele. Le acompañará una semana, como poco.
- Mamá -dice, mirando de refilón su dedo lesionado, quizá levemente fisurado.
- ¿Hum? -digo yo, recordando la cara y el nombre del niño que confundió balón con dedo...
- Mamá, esta venda tan blanca es aburrida...
Niña Pequeña mira como saben mirar los poetas: la venda no es dolor, ni curación, ni lesión... es sólo venda, color. Es aburrida.
ResponderEliminarQue se mejore.
Gracias, Pepe.
EliminarParece que ya está la lesión muy mejorada y no lleva vendaje (que, por otra parte, ha sido decorado diariamente).
Un saludo.