Un dolor lacerante y agudo como la última tecla de un piano. Un agujero que se ahonda por momentos, imparable. Un estallido crispante aferrándose con sus uñas a la garganta y el aire que no pasa. Dedos de personas a las que nunca se debió conocer...
E xisten entre nosotros unos seres únicos, que viven prácticamente de incógnito: los noseabundos . Los noseabundos se mimetizan perfectamen...
No quiero ni preguntar....
ResponderEliminarPregúntame por Facebook...
EliminarAy, Negre, cómo transmites esa angustia!
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