A/A sus sesudas señorías.
Muy sres. míos:
Sé que estos días están uds. muy ocupados por serios problemas políticos y no es mi intención importunarles una vez más ni distraerlos de aquellos asuntos que preocupan especialmente a la nación -no hablo del paro, no, ni del 26% de desempleados de ese país, que ya sé yo que están todos en ello, luchando codo con codo para sacar esto adelante...
Sé que están uds. entregando todo su tiempo en asuntos vitales como son tapar su propia corrupción, que no se note quién roba más de sus sesudas señorías o procurar que la opinión pública -que viene a ser como el corrillo de madres de la puerta de mi colegio en hora punta- no se dé cuenta de que los políticos han dejado de ser eso, servidores del país, para ser sus propios amos a expensas del pueblo al que debían servir...
Nada más lejos de mi intención que robarles un minuto de su tiempo. Ni siquiera iré a la casa del pueblo, al Parlamento, no sea que mi presencia allí donde estoy representada -un ciudadano, un voto: participe usted cada cuatro años en el gobierno- no sea bien hallada. Les envío por eso la presente acompañada, sin más, por una nota de atención de Niña Pequeña, que ya saben uds. que lo tiene claro, pero ¡ella qué sabe!
Por si tienen un momento, vaya, para mirar hacia aquí abajo...
Me encanta -y me impresiona- ese subrayado firme en verde de esas cinco palabras. Y ¡qué valor primigenio y fuerte adquiere aquí ese adjetivo tan manoseado! Se ve que Niña Pequeña lo está estrenando.
ResponderEliminarToda una declaración de intenciones, colgada con celo en la puerta de su cuarto...
EliminarUn abrazo.