Le dio por ahí hace algo más de un año. Él siempre cuenta a los que le preguntan o quieren oirlo que fue culpa del Magia Borrás, ese de toda la vida, como el que tenía mi primo en el armario o el de mi antiguo amigo Toni, que sacábamos en ocasiones especiales, como las meriendas de los cumpleaños o cuando a los padres les hacía mucha gracia ver a los niños haciendo de eso, de niños en funciones familiares de mal recuerdo...
A Él ahora le gusta lo de la magia, y ha invadido el salón con barajas de cartas -¿para qué hacen falta treinta juegos de barajas de cartas, dorso azul, negro, rojo, de colores, qué sé yo?-, monedas plateadas y doradas, tres cubiletes, libros de trucos, perdón: juegos, pañuelos negros y rojos, un gorro oscuro -porque no usa chistera- la corbata roja brillantes y la chaqueta de las bodas. Una mesa se forró de tela roja para convertirse en su sitio de práctica y estudio, aunque todavía no salen estrellas ni hechizos de las puntas plateadas de su varita mágica. El arcón ya no tiene mis revistas de Historia, sino plumas, alfombrillas y duplicados de tréboles y diamantes acartonados.
- Negre, que me he apuntado a un curso de magia -dijo.
- ¿Hum? Vale -contesté yo, sin levantar la vista del teclado y de los ejercicios que estaba preparando.
- Pero que son todos los sábados del año -insistió él, mirándome.
- ¿Todos? -madre mía...
Esta semana han sido los festivales de fin de curso en mi colegio: los alumnos de Infantil, los de Primaria, los profesores nerviosos, los bailes, el abuelo que se levanta y gesticula con manos, brazos, codos, torso entero, con tal de que su nieto, cuatro años, lo mire mientras se contonea por el escenario. Hoy es el festival de fin de curso de la escuela de magia de Él; vamos Niña Pequeña y yo, como hacen las madres de los alumnos pequeños del colegio, para ver su primera gala, y ella se ha comprado para la ocasión unas sandalias blancas y rojas, a juego con su nueva diadema.
- Negre, ahora que ya vas teniendo tiempo porque estás terminando el curso, ¿crees que podrás hacerme una página web con mis vídeos de magia y más cosas?
- Claro, será entretenido -respondo, mientras guardo la carpeta con las notas finales de mis alumnos.
Pues eso, que ya tengo deberes mágicos para MagicLeón.
¡Que casualidad! Curiosamente a mi Él particular también le ha dado últimamente por la magia aunque no tanto como para exhibirse en público (al menos por ahora).
ResponderEliminarY aquí estamos nosotras, detrás de nuestros respectivos magos esperando que nos hagan soñar con la magia.
Supongo que Niña Pequeña estará encantada de tener un mago en casa, no todas las niñas pueden presumir de ello.
Un abrazo mágico, Laura.
Y Niña Pequeña está aprendiendo también algunos juegos...
ResponderEliminarUn saludo.