- ¡Toma! Soy un crac. Sólo me han quedado cinco -dice el alumno de la clase del fondo del pasillo, palmeando, choca esos cinco, la mano de su compinche.
- No estoy de acuerdo con esta nota, profe -me dice otro, señalando orgulloso su boletín, la barbilla levantada de manera ofensiva-. Me merezco, por lo menos, un dos.
- No pienso consentir que mi hijo repita -argumenta una madre, ondeando las notas de su hijo, obligado a no pasar de curso por el imperdonable pecado (el de los profesores) de haber suspendido ocho asignaturas de las diez del curso.
- Pero..., pero... ¿Cuándo habéis dado las notas, profe? -me pregunta estupefacto un alumno.
¡Jájájájájá! ..... esto por no llorar, claro.
ResponderEliminarJosé Luis
Es que como no le pongamos una sonrisa a esto...
EliminarY todavía no hemos empezado las clases. Esto promete.
Un abrazo.
La vida misma, Negre. Lo certifico.
ResponderEliminarEsta es la realidad que no sale en los periódicos... Un abrazo.
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