No es el descanso del guerrero, sino la forma de no guerrear, al menos por la noche. Una selva de muñecas y peluches variados rodean a Niña Pequeña minutos antes de despertarse.
Quien dijo que los niños descansan por la noche inventó la sentencia porque, evidentemente, no tenía hijos pequeños de esos cuyas llamadas nocturnas rebotan de pared a pared o que desean de madrugada el agua que no se bebieron -y mira que se lo dije- durante el día. Claramente Niña Pequeña ha batallado con la sábana azul que le regaló TíaRosa, dado el grado extremo de arrugas que presenta, recolocó en algún momento entre las cuatro y las cinco de la mañana todos sus muñecos -imagino que porque eran o ella o ellos: no puede haber sitio para tanta gente en una cama-, tiró su peluche favorito por la borda de la barrera quitamiedos, víctima de una terrorífica pesadilla y algunos embates imprevistos.
Se arquea elásticamente. Extiende todos sus dedos como un gato perezoso.
- Mamá.
-¿Hum?
- Me despiertas tan pronto que no me das tiempo a terminar mis sueños.
Pues empezamos bien.
¡Uuummmm... soñar! Qué veladas tan felices pasé de pequeño en mi "cine de las sábanas blancas"(hace cincuenta años las sábanas solo eran blancas). Claro que en mi cine estaba sólo yo y tú le has llenado la cama de espectadores: ¡así cómo va a soñar a gusto!
ResponderEliminarAy, ay, ayyyyy..... estas mamisss...
José Luis
¡Ah! ¿Qué cuánto dura un sueño?... Según Calderón un sueño dura toda una vida, pero creo que Niña Pequeña se conformaría con menos tiempo. Es cuestión de mirarla un ratito antes de despertarla y si ves que pone "caritas" es que está soñando: entonces, si el tiempo te lo permite, espera un poco más a que termine.
ResponderEliminar¡Jájajájájájáaa!
José Luis
Jejeje... José Luis... ¿Cómo no acompañar sus sueños con sus muñecos favoritos? Para guardarlos. No quedaba más remedio, esta vez, que madrugar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pocos espectáculos -estos sí: verdaderamente maravillosos- como el verlos dormir.
ResponderEliminarXpCierto. Como si su noche y su día fueran de dos mundos diferentes.
EliminarUn saludo.
Me has hecho recordar cuando yo llamaba a mi madre para pedirle agua. Qué grandes las madres, cuántos desvelos.
ResponderEliminarPuedo asegurar que yo, cuando Niña Pequeña era un bebé, podía oir perfectamente la caída de su chupete al suelo...
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