- Mamá -llama Niña Pequeña, mientras caminamos laboriosamente hacia la piscina.
- ¿Hum?
- Mamá, he cogido nieve en el guante -dice.
- Cuídala para llevársela luego a papá.
- No, mamá, ya no puedo -contesta.
- ¿Por qué, Niña Pequeña?
E xisten entre nosotros unos seres únicos, que viven prácticamente de incógnito: los noseabundos . Los noseabundos se mimetizan perfectamen...
Tu hija es un encanto, Negrevernis. ¡Son tan frescos los niños!!
ResponderEliminarAquí en mi país no nieva, desearía la experiencia de ver nevar, y convivir luego con ella blanqueando todo. Voy a tener que viajar a España en invierno para vivir eso, a lo mejor hago magia también.
Besos a las dos!
La nieve es bonita; es como la niebla, por su poder transformador de la realidad. Pero Niña Pequeña ha dado en el clavo; es mágica. Hace desaparecer las líneas del paisaje, unifica los colores y si se toca, desaparece, convirtiéndose en agua. La magia de la nieve.
ResponderEliminarAna Laura,
ResponderEliminartengo un amigo de las islas que vio la nieve por primera vez al venir a vivir al centro de la península... Pero ya cada vez nieva menos por donde yo vivo...
Si vienes de vacaciones invernales, no te olvides de avisar!
Un saludo.
Pedro,
ResponderEliminarmagia efímera que sólo duró -esta vez- un día...
Un saludo.
Sólo los niños y los poetas saben vivir la realidad tal como es, es decir: mágica. Porque todo niño es un poeta, pero sobre todo, porque todo poeta ha sabido preservar su primera mirada de niño.
ResponderEliminarPoco duró la nieve, Pepe... Apenas un suspiro de un día, aunque aún se resiste a dejarnos el invierno.
ResponderEliminarUn saludo.