viernes, 8 de enero de 2010

¿Por qué una tormenta de nieve tiene que ser noticia?

Si ayer hablaba del grave problema estatal que supone que los profesores tengan vacaciones -es decir, que el problema no es que las tengan, como me corregían hoy, sino que no coincidan con las de las familias- aquí, hoy el temporal que nos azota se ponía de parte de la escuela, y miles de escolares no podían acudir a las aulas, según se indica aquí. Es decir, que tal vez Set -dios de las tormentas entre los antiguos egipcios- se ha aliado con nosotros en contra de todas las familias...

¿Cómo es que a nadie se le ha ocurrido que los profesores fueran a la casa de cada uno de los alumnos, para evitar que semejante desfachatez -digo, lo de seguir sin clase- se prolongara? Habrase visto...

Yo, por si acaso, ya aproveché estas terribles -estupendas, bienhalladas, bienvenidas- vacaciones navideñas para preparar clases, trabajos, actividades varias y otros quehaceres más o menos burocráticos que quedan ocultos más allá de las aulas... y que sin los cuales, tal vez, no podríamos ni entrar en el aula -aquí, en Madrid, el próximo lunes, Dios mediante.



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