viernes, 2 de agosto de 2013

Leer para vivir mis otras vidas.

Él está en tierras leonesas, que es como decir más allá de las montañas, pero entre ellas y la meseta, acompañado por Niña Pequeña, porque un hidalgo no va sin escudero. 

Y a mi me queda el silencio, la botella de agua muy fría en la mesa, sin que nadie la mueva, la aparte, se la reserve o decida saciar su sed con agua ajena. Con la ausencia de Él y de ella el reloj transcurre más lento y más sonoro, así que decido buscar refugio seguro en alguna de mis promesas veraniegas, aquello que dije que haría sin falta, porque es urgente descansar de otros y volver a uno mismo. 

Estos días, sí, sólo leo y estoy viviendo otras cien vidas distintas.


 

2 comentarios:

  1. Ahhhh, tuviste tus vacaciones de mamá también. Vienen bien de vez en cuando, mientras no sean demasiado extensas, ¿verdad?

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    1. ¡Viene muy bien, para qué vamos a ocultar esta verdad! El silencio, la ausencia de horarios...

      Un abrazo.

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