Gasta ella melena corta de peluquería, de puntas hacia dentro y bien cuidada, blanca de algodón como el pelo lanudo de su perro, níveo de nata montada, al que lleva atado por una lindísima cadena de cuero. Si dueños y mascotas se parecen, tal vez sea este el ejemplo más evidente de los que había visto por la calle.
Bordea ella la acera y un par de insalvables adoquines; me recuerda su silueta y uñas perfectas al buen hacer de Tíamagda, aunque, indudablemente, esta es señora y la del perro, una imperfecta imagen. El perrillo parece casi levitar y anda de puntillas, temeroso de mancharse las patitas con el hielo del mediodía, mientras su dueña sonríe para sí, labios pintados en rosa crema, el apunte apenas de unos pendientes rectangulares de pinzas asomados bajo la cortísima melena. Imagino que en su bolso -beige, a juego con zapatos de justo tacón del mismo color, oscuro y otoñal su traje de chaqueta- esconde la bolsita en la que llevará la barra de pan -lo supongo también pequeño, candeal, de blanca y esponjosa miga, como los rizos laterales de la mascota- cuando regrese a su casa.
Bordea ella la acera y un par de insalvables adoquines; me recuerda su silueta y uñas perfectas al buen hacer de Tíamagda, aunque, indudablemente, esta es señora y la del perro, una imperfecta imagen. El perrillo parece casi levitar y anda de puntillas, temeroso de mancharse las patitas con el hielo del mediodía, mientras su dueña sonríe para sí, labios pintados en rosa crema, el apunte apenas de unos pendientes rectangulares de pinzas asomados bajo la cortísima melena. Imagino que en su bolso -beige, a juego con zapatos de justo tacón del mismo color, oscuro y otoñal su traje de chaqueta- esconde la bolsita en la que llevará la barra de pan -lo supongo también pequeño, candeal, de blanca y esponjosa miga, como los rizos laterales de la mascota- cuando regrese a su casa.
¿Qué pensáis de tener un perrito en casa?...
ResponderEliminarUn abrazo
José Luis
No, José Luis. Prefiero no tener mascotas. Además, los perros me producen alergia.
ResponderEliminarY yo siempre he preferido los gatos, pero también les tengo alergia.
Un abrazo.
Te entiendo. Yo he sido toda mi vida anti-perro-en-las-casas. Pero el 1 de Mayo, sucedió que a mi hijo no le quisieron embarcar a su perra en el avión que le llevaba a una nueva vida en Chile y, como estaba ahí, me dijo: "Ya ves, padre: ¿podrías hacerte cargo de ella hasta que vengáis a vernos?...
ResponderEliminarY aquí me tienes, en las antípodas de mis convicciones de toda la vida, disfrutando como un enano del hospedaje de Chica y con mucha pena por tener que devolvérsela dentro de pocos días.
Un abrazo.
José Luis.
No me convences, José Luis. ¿Y estás seguro de que te la vas a poder llevar a Chile?
ResponderEliminarMe recuerda la entrada aquella deliciosa secuencia inicial de 101 dálmatas en los que cada raza canina aparecía conducida por un dueño o dueña miméticos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre, seguro, seguro... jajaja! Lo que si he hecho esta vez es preparar todo tipo de documentación para que no quepa un nuevo suceso obstructivo en el embarque.
ResponderEliminarDe verdad de la buena que no he querido convencerte, Negre. De hecho, en cuanto deje a Chica con su familia natural y volvamos a Zaragoza, la decisión tomada es no tener más nunca otra mascota. Sobre todo porque Pepa no soporta los pelos por todas partes y, en esta ocasión, tiene todo el derecho del mundo a no soportarlos.
Un abrazo.
José Luis
Medioambiente, tienes razón. No se me había ocurrido...
ResponderEliminarUn saludo.
José Luis, que tengas suerte en el embarque... Te prometo que yo, si pudiera, hubiera tenido un gato en casa. A Él le encantan...
ResponderEliminarUn abrazo.