Hay cosas que son como puntales navideños, osadas columnas que sustentan todo el aparato de los dos días principales de estas fiestas y que se echan en falta si no ocurren, como el mensaje del Rey o los hijos de mis vecinos pidiendo el aguinaldo... No es lo mismo, sin duda, sin las llamadas telefónicas.
Cuando yo era pequeña se llevaba lo de mandar tarjetas de Navidad; llegaban a casa de mis padres desde Albacete, Madrid y Barcelona, lugares donde la familia se hacía presente un poco más en estas fechas y que te permitían saber si todos estaban bien. Malo, cuando alguna dejó de llegar...
Yo he recibido sólo una, además por sorpresa. Bien, vale, gracias -considerando que yo no soy muy proclive a efusiones familiares... Pero la verdadera columna, el auténtico esqueleto del bienestar navideño es la conversación telefónica en la que el peso lo lleva la pregunta "¿qué tal la noche?" Y sus respuestas certeras: "todo bien", "aquí, en familia", "sin novedades".
Nada puede ser igual una Nochebuena en una de mis casas familiares sin que alguien llame y se inicie esta conversación. Pero, ¿cómo va a ir la noche? Como todas, oiga. No hay cataclismos planetarios que impidan el acercamiento a la pantagruélica cena, por ejemplo. Y si pasara algo, seguro que ni iban a llamar ni lo iban a contar. Fijo, vamos.
Más bien, me digo, en la resaca -yo no bebo- de estas obligatorias cenas, si hoy alguien me llamará y me preguntará qué tal la noche. O si alguien se acercará a uno de los muchos que estarán en la calle y, sin miedo por la proximidad, se atreverá a decírselo. Yo lo hice, una Navidad, hace nueve años, bien guiada por mi amigo Joséantonio; y esas noches, duras, frías, en la calle, rodeados de gente, esas sí que no son nochebuenas ni mazapanes. Y nadie les llama... Sorprendente, porque se merecen el sms, al menos, de mi compañía telefónica.
Cuando yo era pequeña se llevaba lo de mandar tarjetas de Navidad; llegaban a casa de mis padres desde Albacete, Madrid y Barcelona, lugares donde la familia se hacía presente un poco más en estas fechas y que te permitían saber si todos estaban bien. Malo, cuando alguna dejó de llegar...
Yo he recibido sólo una, además por sorpresa. Bien, vale, gracias -considerando que yo no soy muy proclive a efusiones familiares... Pero la verdadera columna, el auténtico esqueleto del bienestar navideño es la conversación telefónica en la que el peso lo lleva la pregunta "¿qué tal la noche?" Y sus respuestas certeras: "todo bien", "aquí, en familia", "sin novedades".
Nada puede ser igual una Nochebuena en una de mis casas familiares sin que alguien llame y se inicie esta conversación. Pero, ¿cómo va a ir la noche? Como todas, oiga. No hay cataclismos planetarios que impidan el acercamiento a la pantagruélica cena, por ejemplo. Y si pasara algo, seguro que ni iban a llamar ni lo iban a contar. Fijo, vamos.
Más bien, me digo, en la resaca -yo no bebo- de estas obligatorias cenas, si hoy alguien me llamará y me preguntará qué tal la noche. O si alguien se acercará a uno de los muchos que estarán en la calle y, sin miedo por la proximidad, se atreverá a decírselo. Yo lo hice, una Navidad, hace nueve años, bien guiada por mi amigo Joséantonio; y esas noches, duras, frías, en la calle, rodeados de gente, esas sí que no son nochebuenas ni mazapanes. Y nadie les llama... Sorprendente, porque se merecen el sms, al menos, de mi compañía telefónica.
Una opinión que me ha gustado hoy aquí.
Es cierto que cada vez llegan menos tarjetas navideñas; que pena, a mi me encantaba abrirlas sentada en las rodillas de mi padre y colocarlas en su huequecito. Supongo que los e-mail cadena son más comodos y ecológicos, ¿no?
ResponderEliminarFeliz Navidad, saludos )
MiniSchoch,
ResponderEliminarvale por lo ecológico, pero un poco impersonal... No sé si quedarme con las llamadas ;-P
Saluditos.
Las postales virtuales tambien son bonitas, pero no es lo mismo.
ResponderEliminarAlgun encanto especial tienen aquellos viejos christmas cards.
Que siga la fiesta el fin de semana, madame
Bisous
Madame,
ResponderEliminaruna de mis tías colgaba delicadamente las postales que iba recibiendo en los visillos del salón... ¿Un toque romántico?
Feliz noche.
¡¡Claro que son impersonales!!, pero eso parece no importar hoy en día; estas felicitaciones online me recuerdan a los 2 minutos de odio que se retransmitian en las telepantallas orwellianas de 1984.
ResponderEliminarPor cierto, se me olvidaba alguien importante en la lista de héroes: Anakin Skywalker,
¿¿estas de acuerdo??
:D
Ah, por supuesto... Un clásico!!
ResponderEliminarY te falta Frodo, aunque yo creo que son sus amigos más heroicos. :-)