La agenda se ha quedado a medias; las tareas, por terminar y lo pendiente, abandonado. Tendrán que esperar las clases sin preparar y los trabajos a medias de corregir se quedan encima de la mesa, junto a la lámpara. Una lectura desatendida por la página 201 y dieciséis correos sin respuesta.
No quisiera, pero he sucumbido, caído, rendido, capitulado ante la evidencia del termómetro, que marcaba 38 grados.
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