Agotadas las últimas horas de un año que ya no es más que en la Historia -entiéndase, no en los libros de texto que mis alumnos pocas veces entienden o las webs que nunca leerán en profundidad-, coloco el nuevo calendario en mi cocina. Marco con cuidado los cumpleaños de mis amigos más cercanos y de algunos familiares -sólo algunos, los que me sé de memoria; el resto me lo recordará puntualmente el aviso de la red social de turno-; además, algunas citas médicas, un par de avisos de matrículas y la fecha del próximo examen de la Universidad. Ahora, sí, es cuando comienza un nuevo año, doce meses, uno detrás de otro, que se anuncian aún livianos. Declaro inaugurados 366 días de estreno, que se llamarán como los 365 anteriores, pero desearé que sean diferentes.
Serán diferentes.
ResponderEliminarYa veremos si mejores. Espero que sí.
Feliz año.
A pesar de todo, un comienzo siempre es esperanza. Veo que tenemos la misma costumbre cronológica. La cocina y su calendario presiden la agenda mensual de la familia.
ResponderEliminarPerikiyo, nos mueve pensar que serán siempre mejores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Medioambiente, es una necesidad de primeros de año. Ese calendario marca la marcha familiar, efectivamente, a lo largo de todo el año.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta más el calendario de San Antonio que cuelga en la pared de mi despacho, pero yo sin mi planing-póster anual (facilitado por cortesía de la farmacia de abajo) ubicado en el pasillo a la derecha saliendo de la cocina justo bajo el telefono mural, no sabría si puedo quedar con nadie.
ResponderEliminarLo importante es que sin ellos, calendario o planing anual, no sabríamos ubicarnos en el tiempo ya comprometido.
José Luis
Yo cruzo los dedos porque sean mejores, el 2011 fue un año complicado para mí.
ResponderEliminar¡Buen comienzo de año, Negre!
José Luis, yo esos plannings anuales los uso en el trabajo para no improvisar ni una coma en mis clases... Qué haría yo sin agendas...
ResponderEliminarUn saludo.
Ana Laura, pues espero que este año, con un día de más, sea como poco cien veces mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.