Todavía se puede adivinar una belleza como de película de los años 40 en su rostro aún ligeramente ovalado: las cejas torneadas, marcando con una curva como de puente unos ojos almendrados, la nariz firme, recia, de esas de carácter y labios suaves aún sonrientes, con besos olvidados bajo su toca blanca de monja...
Me ha impactado.
ResponderEliminarLa forma y el fondo.
Gracias.
Vaya.
ResponderEliminarPues esta mujer existe. Estos días está comiendo conmigo...